Antes comenté que la militancia dentro de la Juventud Radical fue un factor esencial para decidir mi futura carrera periodística. Esto tiene que ver con la conciencia social adquirida a través de militar desde las bases en un partido político y a la vez participar como su representante dentro de otras organizaciones pluripartidarias como el Grupo de Educación Popular, del que también hablé.
Pero es justo que recuerde que esa conciencia la fui adquiriendo también gracias a un grupo de profesores que marcaron parte de mi vida y entre ellos surge la figura inolvidable y cada vez más gigante de Susana Gómez de Arizaga...
Yo había abandonado la escuela secundaria en 1981,agobiado por el clima represivo que se respiraba en plena dictadura militar, aunque en ese momento no sabía muy bien que esa era la circunstancia que influía sobre mi ánimo.
En 1985 decidí retomar los estudios e ingresé en la Escuela de Enseñanza Media Para Adultos Nº 1189, sistema ejemplar de la educación santafesina. Debo admitir que regresé a los ámbitos educativos con cierta desconfianza de reencontrarme con un ambiente similar al que recordaba de mi corto paso por el secundario tradicional.
Pero todo era distinto, el aire democracia que recorría el país había calado hondo en las aulas y docentes como Susana, Carlos Galano, Olgas Bongi, Virgina Muñoz, me reconciliaron con la escuela y, en el caso de la primera, me impulsaron a militar abiertamente para mejorar la sociedad y tratar de cambiar tanta desigualdad e injusticia. Susana nos instaba a pensar, reflexionar sobre la realidad, analizábamos artículos periodísticos, debatíamos, nos preocupábamos por el otro y por lo que le pasaba al conjunto de la sociedad.
Como me apasionaba escribir entendí entonces que la mejor manera de conjugar la escritura con la militancia era el periodismo, y así empecé esta carrera. No sin antes finalizar el bachillerato y, en ese transcurso ocupar la presidencia del Centro de Estudiantes. Como tal participé en actos en defensa de la escuela pública y junto a dos compañeros, Néstor Sanso y Alejandra Graiño, fuimos partícipes del Primer Encuentro de Estudiantes de Escuelas de Enseñanza Media para Adultos de la Provincia de Santa Fe.
Fue en Frontera, en agosto de 1986 y aun perduran en mi recuerdo la amabilidad y calidez de los compañeros que nos recibieron allí.
Como corolario de los dos años que cursé el bachillerato acelerado tuve la oportunidad de hablar en nombre de todos los egresados. Si mal no recuerdo tuve palabras de agradecimiento para Susana que ya se destacaba en la provincia como dirigente del gremio docente. Empezaba a hacer historia, sin saber que esa defensa de los derechos de sus compañeros y de la escuela pública le costaría la vida 8 años después. Pero en ese 1986 todavía todo era efervescencia y las utopías aun nos parecían posibles.