martes, 28 de junio de 2016

Sonidos de Pampa y Río

El 24 de mayo presentamos en la Sala San Martín de Villa Constitución un espectáculo que llamamos "Sonidos de Pampa y Río". Esta propuesta tuvo un antecedente inmediato el 13 de febrero, en la víspera del aniversario fundacional de nuestra ciudad, cuando la cantante Betiana Cahrny reunió un grupo de artistas folclóricos para ofrecer una muestra conjunta de su arte, cantando entre todos al pago chico.
En esa oportunidad Betiana me invitó a participar con la lectura de un par de mis poesías.
A partir de allí comenzamos a pensar un espectáculo más integral y compacto, donde con poesías y relatos fuera hilvanando cada número musical.
Dado que Betiana viaja constantemente, cantando en diversos escenarios del país, las nuevas tecnologías, en especial el WhatsApp sirvió para armar esta propuesta artística que finalmente se llamó Sonidos de Pampa y Río.
El nombre obedece a que en nuestra zona se dan la mano el litoral del Paraná y la pampa gringa. En pocos kilómetros pasamos de uno a otro.
Me sirvió para hilvanar el espectáculo mi propia historia, la de mi abuelo paterno, un indio gigante que bajó de Corrientes por el río, llamado Toribio Gómez y mi abuelo materno, un gringo que llegó del campo a la ciudad, Roberto Bava. Es decir, yo también debo mi existencia al río y a la pampa, como nuestra particular manera de interpretar la música.
Quizá por ello, no dudo en afirmarlo, Villa Constitución es la ciudad que mayor cantidad de artistas posee en proporción a su población.
Por ello, creamos este espectáculo que nos brindó una noche plena de satisfacciones y que esperamos repetir.
Reproduzco a continuación la nota de Diario EL SUR sobre la presentación y le agrego algunas de las maravillosas fotografías de Fernanda Del Carlo, cuyas fotos esa noche conformaron la escenografía que vistió el escenario, pero que además se encargó de registrar todo lo que sucedió en la mágica velada. Al final de la entrada encontrarán también las poesías mias que elegí para esa ocasión.



Noche con sonidos de Pampa y Río

Músicos locales se unieron para brindar un espectáculo de alto nivel basado en poesías y composiciones propias, inspiradas en Villa Constitución, sus paisajes y personajes. Fue una puesta en escena sin fisuras y con un hilo conductor: nuestra identidad. 
  
Sonidos de Pampa y Río, la propuesta musical que un grupo de artistas villenses presentó en el escenario de la Sala San Martín, superó todas las expectativas, tanto por la calidad del espectáculo amalgamado entre todos como por la participación del público. Fue la víspera de la fecha patria y a la vez una indagatoria sobre nuestra identidad local, que buscó responder con temas propios de casa músico, la pregunta: ¿Quiénes somos los villenses?.  La multiplicidad de voces nos dio un panorama de cómo y dónde buscar esa respuesta.

“Cómo explicar y encontrar las palabras para agradecer tanta sincronía puesta sobre un mismo escenario. Qué felicidad me invade al despertarme luego de haber vivido una velada maravillosa, llena de nuestra música, nuestra danza, nuestros paisajes, nuestras historias, en las voces de nuestra gente”, expresó al día siguiente Betiana Charny, alma mater y principal impulsora de este proyecto que busca extenderse en el tiempo. “Que sigan y se repliquen los Sonidos de Pampa y Río”, manifestó exultante.

En su Facebook Betiana fue mencionando a cada artista.  “Carlos López, Federico Gasanea, capos totales mil gracias por tantas horas invisibles de laburo; gracias Diego Ghiselli y toda la gente que trabaja en la Sala San Martin por sostener un espacio tan necesario para la ciudad y la cultura. Gracias a los chicos del Ballet Arte Pampa todos y en especial a Eri Acosta y Pedro Taborda que engalanaron el escenario con sus colores y movimientos”.

“Gracias a cada uno de los músicos que pusieron su obra y sus voces para que esto suceda: Golpe a Tierra (Lucas Chino Blanco, Davito Reynoso), Oscar Simiani, Marcelo roba y Grillo Arias, Dúo Menos Dos (Fernando Elia, Néstor Marinozzi), Marcos Llopart, Cristian Facha Soloaga, Yanapay (Soledad Acevedo, Beto Rondal, Cacho Meneghini),  Grupo La Tonada (Sergio Colazo, Mauro Córdoba, Pedro Lezcano, Carlos Juárez); Sebastián Graf y todos sus músicos. Gracias”, enumeró Betiana.


“Hubo debajo de todo eso -prosiguió la cantante-, horas, días, meses de trabajo que se fueron entretejiendo y por eso quiero agradecer muy especialmente a Ariel Fabián Gómez (que además hilvanó la noche de manera magistral), Fernanda del Carlo (que vistió con su mágica mirada el cuerpo energético de este encuentro) y a mis dos compañeros incondicionales José Ignacio Gasanea y Juanjo Inocenti por sostener y gestar desde el inicio este proyecto que salió maravillosamente por el amor que ustedes han brindado”.


Poemario

 Juntos

Alta,
la barranca umbría
te mira serena,
casi nostálgica.

Años
de soledades
la unieron a tu cauce
que, marrón y manso,
le acaricia los pies.

Rio,
en tu antiguo andar ,
la encontraste amante, compañera,
tan alta como cercana,
los años se harán siglos, 
pero allí seguirán,
juntos,
fundidos en el barro elemental
barranca y río,
vida y libertad.



Camino del río

Camino del río
cruzaron tus sueños
y se te dio un título
con olor a litoral:
Puerto de las Piedras,
tu nombre primigenio.

Pero nació en el tiempo
la ambición inevitable,
el denso humo de las fábricas
nos distrajo del pasado
y adquirimos un tosco
perfil de gris acero.

Crecimos de golpe,
apurados,
olvidando que nuestros pies
seguían en el barro elemental
mojados por las aguas marrones.

Y así,
parados de espaldas al origen
fundimos culturas
al volcánico calor de los hornos
para convertirnos
en los híbridos habitantes
de una ciudad de cuatro turnos.

Hoy
camino del río
viajan los fabriles excrementos
junto a desechos humanos,
y en esa polución cloacal
nos suicidamos en el triple asesinato
de la identidad,
el río,
y el futuro.

Camino del río,
junto a tanta muerte,
se nos escapa la vida.


Ciudad sin alas

Te despertás, a veces,
encandilada por un sol rojizo
que viene desde el Este
a disipar los vapores plomizos
de tu tedio nocturnal.

El sol sube desde el río,
desbarrancando matices,
como buscando el perfil frío
de tus calles grises
opacadas por tu apatía invernal.

Camino entre tus brumas
ciudad que a tus alas
pluma por pluma,
a machetazo y balas
arrancaron un marzo brutal.

Así sos, así creciste,
vapuleada y triste
ansia de ciudad en todos
alma de pueblo en cada recodo,
historia inconclusa que busca final.

viernes, 10 de junio de 2016

Luís Capriotti y los aromas

Es viernes, y es el día que elegí para -una vez terminada la labor semanal en Diario EL SUR-, seguir rescatando los escritos de Luis Capriotti.
Es viernes, el día que elegía Luis para reunirse a comer con los amigos en la pizzería "La Vieja Casona", del colorado José Luis Ricci.
Es viernes, día en salía a la calle -como sigue siendo tradición en Villa- el semanario de principios de los 90, y en el que se publicaban las aguafuertes de Luis.
Hoy es el turno de la que apareció en el Nº 21 de ese medio periodístico, que vio la luz el viernes 27 de septiembre de 1991, con un llamativo error en la tapa referido a una nota de mi autoría. En esa edición escribí sobre el aniversario de la fatídica Noche de los Lápices al cumplirse 15 años del hecho, pero en tapa dice 10 años . Un simple detalle anecdótico.
Ahora si, después de tantos viernes, regresa este texto de Luis Capriotti.

COSMETICOS EN LA PIZZERIA

“Gracias al pucho estoy perdiendo el olfato” -dijo Jeremías, melancólico bebedor de cerveza.
-Si -corroboró Cometti fumando con esmero un “Camel"- ya no huelo tan bien la tierra mojada o el pan fresco. Ni el olor a diario nuevo.
-Perfumes -pensé tomando un vermouth lleno de atardecer- cosméticos del recuerdo, sofocante olor a luna de las magnolias, olor que entristece en las farmacias.
Una mujer que conocí hace poco usa Chanel Nº 5.
Mi primer contacto con los perfumes sintéticos fue el “Cuero de Rusia" de mi madre, no ese horroroso matamoscas que vendían los turcos en sus canastas sino la esencia original creada por Vionnet, una mezcla de flores bulbosas, atrayentes, peligrosas...
Luego pasó lo que pasa en cualquier familia, largas enfermedades, malas cosechas, especie de siete plagas domésticas cayendo tan de golpe que mi madre no usaba más buenos perfumes, pero sobre el mármol de la cómoda de tres espejos, la cajita de polvo Coty decorada con innumerables cisnes tenía un olor profundo a misterio y flores muertas (con los años sabría que los cisnes los diseñó Paul Iribe, marido imposible de Coco Chanel). Ah! rueda de los años, que siempre cierra!
Mis hermanas mayores también usaban cosméticos pero la austeridad reinante las hacía oler a limpias, sin voluptuosidades sospechosas vía heliótropo, violetas o cosas que usan “esas mujeres pintarrajeadas”...
A los dieciséis años mi profesor Goicochea me retó medio en broma:
-¿Y Capriotti? ¿Para cuándo la primer afeitada?
Varios días después me cargó rotundamente viendo las innumerables heridas de mi cara.
-¿Se afeitó Capriotti?
Me había afeitado ingresando, Legión Extranjera mediante, al mundo de los varones adultos. Habré usado crema Gillette, verde y machasa -no lo recuerdo.
Pero si recuerdo el primer beso, un sospechoso gusto a durazno me hizo odiar el rouge de por vida, pero me molestan muy poco las damas que piensan lo contrario.
A una edad prudencial me regalaron Lavanda Fulton, que a pesar de ser trucha me enganchó para siempre a esa esencia de campo y cuero (años tardaría en descubrir que solo la inglesa puede ser usada, si faltara baño y gracias).
Hubo en mi vida un mascarón de proa que usaba Nina Rica en cantidades industriales, impregnando sábanas, picaportes, almohadas. Jamás podré oír la marcha del Mundial ‘78 sin que aparezca “Air Temps” hasta la náusea.
-Lo triste que si dejás el pucho no recuperás el olfato -remató el colorado Ricci-, colocando unos olorosos escabeches sobre la mesa.
-Gordo mandá el humo para otro lado que estamos comiendo!
El pucho no podrá sobre mi recuerdo, por lo menos sobre los cisnes de la polvera Coty, el áspero olor de las caléndulas, el olor a años '60 de Martha al ponerse las pestañas postizas, la goma de borrar del primer día de clase, el olor a ramos generales del almacén de Gambini, el perfume a Chanel Nº 5 de la que estoy amando.
Terminé el vermouth, afuera era de noche y la pizzefia del "Colo" olía sencillamente a pizza.

Luis Capriotti

sábado, 4 de junio de 2016

Luis Capriotti y los poetas villenses

Es sábado, llueve y me propongo cumplir con la tarea autoimpuesta –porque es justo y necesario- de recuperar la mayor cantidad de escritos del maestro Luis Capriotti. Hasta el momento los textos que fui reflejando en este blog fueron publicados en el Semanario Tiempo de Villa Constitución entre 1991 y 1992.
Hoy les acerco uno de la misma época pero de un valor histórico aún mayor.
Es sábado y este mismo texto de Luis fue escrito un sábado de 1992 y en su breve extensión deja una clara manifestación de principios y su expreso amor por la poesía. Y en especial de los poetas villenses.
En 1991, como ya se explicó en este mismo blog, Luis Capriotti –que por entonces ostentaba el cargo de Secretario de Cultura y Comunicación Social- impulsó el nacimiento de la Feria Regional del Libro de Villa Constitución. Y por supuesto, lo logró.
Para la Primera Feria ideó el Salón del Poema Ilustrado y convocó a todos los poetas villenses a acercar a la Casa de la Cultura una de sus obras. Luego invitó a los artistas plásticos a retirar una de esas obras, según su gusto personal, para recrearla desde la imagen.

La conjunción de poetas y plásticos –que en algunos casos no se conocieron hasta el momento de la exposición- resultó en una muestra sintética del talento villense. En mi caso Susana Caligaris ilustró magníficamente mi poema “Olvido”· Esa Primera Feria del Libro se llevó a cabo en la entonces, flamantes instalaciones del Nuevo Banco de Santa Fe.
Para la Segunda Feria, Luís redobló la apuesta, prosiguió el Salón del Poema Ilustrado, pero en esta oportunidad los textos integrarían a su vez “La Primera Antología de Poetas Villenses”. Yo insistí con mi poema Olvido, porque entendía que –aunque repetido-, era una obra que quería que perdurara en el tiempo. En esta ocasión lo ilustró Rafael Rafael Rodríguez logrando un resultado impactante.
La segunda Feria se desarrolló en el Centro Cultural de calle Rivadavia 1373, ya desaparecido.
Un sábado de 1992, Luis Capriotti escribió el prólogo de esa Primera Antología de Poetas Villenses, comparto con Ud. ese texto y agrego mi poema.

Es sábado lluvioso y es bueno dialogar con los fantasmas.

Prólogo 
Hoy es sábado, y todo es como debe ser un sábado: compras, pasear al perro más de lo ordinario, armar un programa, traer flores a casa, terminar aquel libro. Gozar este bendito hogar, cálido a fuerza de música, leña y recuerdos.
Pero parpadea la luz del contestador y entre confusos llamados,
Nidia dice que no me olvide del prólogo de la Primera Antología de Escritores Villenses que... ¡Ah! querida secretaria mía ni en fin de semana dejas de ser eficiente. ¡Ah! querido contestador que útil sos, pero te odio.
Es sábado, hace frío, hay leña encendida, flores esperando ser acomodadas en una jarra y un montón de poetas esperando ser editados. Hago como en los siniestros lagañosos minutos después que suena el
reloj despertador… Solo un minuto… Minuto fatal.
Hago tiempo. Pongo las mandarinas ordenadamente en la frutera, Luis Antolloni me ayuda porque su barrio tiene olor a cáscaras de manda­rina. Las manzanas van para otro lado, son tiernas y misteriosas como Andrea Reboratti (¿Cuándo la conocí? Lo que es peor ¿cuándo conocí a su padre? Es como si toda la vida estuviesen en mi vida.)
Y comienzo a preparar el ramo.
Flores con el olor acre de las acacias, olor a las barrancas de Gladys Lombardo y su padre Don Mateo. Crisantemos delicados mezclando el aroma de la muerte y la vida como lo hace Emilse Ríos en sus poemas. Claveles como los que habrán usado los rufianes de calle Colon, aquellos de Guildo Corres, Baldarena o Edgar Ludmer.
Un par de siemprevivas para el Doctor Palmieri; para Don Santiago Lischetti pétalos dispersos. Una clavelina humilde y callada para mi querido Ariel Gómez, tan lleno de tardes y misterios. Una rosa blanca para Bibiana Espinosa.
Ghisophilas para todo el resto. Ramo armado, sueño realizado.
Otro leño para la salamandra, Ney Matogrosso canta "Islas", el perro me sigue a todas partes. Es sábado, Sofía dejo la casa impecable, me siento bien.
Un gran ramo avanza por la casa: Nidia éste es mi prólogo, no podía ser de otra forma. Compartí con ellos tantos dolores y alegrías que si dijiese cosas sesudas y altisonantes, se morirían de risa. Pero sabés? Me gustaría tenerlos aquí a todos junto al fuego, compartiendo la música de sus palabras; el color de sus emociones, el olor de sus recuerdos, y ojalá mi perro no se ponga muy cargoso, porque ama los poetas.
¿Será cierto eso de que los perros se parecen a sus dueños?


Olvido

En un recodo del tiempo
se me perdió tu imagen               ,
Hace varias tristezas que te busco
Hace muchas nostalgias
que pretendo encontrarte en el recuerdo.

Te imagino, pero no te veo,
te sueño, pero no te reconozco,
tu recuerdo se reduce,
sólo a tu pequeño nombre
conjurado mil veces,
con otras tantas desazones,
pues, aunque me dice mucho,
no me dibuja tu imagen.

Esa imagen extraviada en algún
pliegue de mi memoria,
que apenas atisbo, casi desteñida,
con ese ocre otoñal
de las cosas añejas,
disimulada en el camouflage
interior de mis recuerdos.
Tu imagen que busco
y no encuentro.

En qué arcaico cofre del pasado
se me traspapelaron tus ojos,
tus cabellos,
en qué oculto arcón del alma,
se me olvidaron tus manos,
tu piel.

Busco incesantemente
la mágica llave
que pueda abrir la mítica puerta
tras la cual se esconde tu ansiada imagen...
Mientras tanto,
te sueño sin verte,
y te espero,
sin recordarte...

AUTOR: ARIEL GOMEZ.

"La Casa", un relato sobre la pandemia de Covid 19

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