lunes, 28 de junio de 2010

FUTBOL

Ahora voy a unir mi pasión por el fútbol, amor por la literatura, mi historia profesional y otra vez la Feria Regional del Libro. Todo ello vinculado al siguiente poema que presento aquí: Pasión. 
Este poema fue escrito en 1991 para iniciar las trasmisiones de los domingos del campeonato de la Liga de Fútbol Regional del Sud que realizábamos en Radio Villa Constitución con el equipo de Variedades Deportivas.
Además, de lunes a viernes de 19.15 a 20.30 ,se emitía el programa con el que cubríamos todas las disciplinas junto a Carlos Gorordo, Rubén Caba, Garbiel Lucatti, Edgardo Joaquín, Marcelo Pellegrini y Gerardo Muriado, entre otros (Foto Semanario Tiempo de 1991). 


















También en esa época tenía a mi cargo la información deportiva del Semanario Tiempo (Fotos), único medio gráfico de la ciudad. Prolongando la tradición impuesta por el pulso (1979-1989), salía a la calle los días viernes y se publicó durante 1991 y 1992. Por entonces todavía la escritura y edición del periódico era casi artesanal. Pegando las fotos y redactando todo con la máquina de escribir. En mi caso una humilde Olivetti Lettera 32 que me acompañó varios años.



No todo era fútbol, aunque sea el deporte que más me gusta. Para Tiempo y Variedades Deportivas cubrí todo tipo de disciplinas y debo reconocer que aprendí a valoralas a todas. Pero como los Hombres Sensibles de Flores, de las Crónicas del Angel Gris de Dolina, yo también creo que el fútbol es el juego perfecto. Por eso volvamos al poema que motiva este escrito.



Este poema, luego de ser la apertura de las trasmisiones de fútbol, fue impreso para distribuirlo en la Feria Regional del Libro de 1995. En varias de las primeras ediciones de este acontecimiento cultural se buscaba comercios que solventaran la impresión de poemas de autores locales, generalmente uno o dos por auspiciante en hojas sueltas, las que  eran repartidas entre el público (práctica que también se perdió). 










PASIÓN

La tarde es la misma,
la que históricamente siempre ha sido,
la única, la indelegable tarde de domingo,
ámbito cronológico por excelencia
para el desarrollo del antiguo rito.

El verde altar está listo y espera,
como espera el dios del fútbol
simbolizado en el esférico elemento que lo representa.
Aguardan por los duelistas de hoy,
por los que en clásico ritual se han de enfrentar.

Tal vez rememoren gestas legendarias,
acaso sólo apresuren olvidos, nada es predecible,
los oráculos mueren a manos de una esquiva justicia,
las certezas se esfuman junto a una lógica casi siempre ausente.

Más, allí estarán,
once frente a once,
con las mismas ansias de victoria,
otros son los nombres, otros los colores,
pero las ganas son siempre las mismas, al igual que los miedos.

Y junto a ellos, donde termina el verde,
una muchedumbre de voces,
gargantas que se hinchan como presagiando el grito único,
ese grito que tal vez se niegue,
pero que está latiendo en el suspenso de la incertidumbre.

Ese grito que llegará de más allá de la historia,
grito que unirá, de adentro hacia fuera,
a jugadores, hinchas, barrio, ciudad, país.
Grito que será a la vez, gozo y dolor, alegría y bronca.
Grito que buscará ser revancha a la semana.

Por que siempre hay otra semana.
 Por que el fútbol vive entre nosotros,
por que en las tardes argentinas el fútbol siempre será presencia...
¡Que viva el fútbol!

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