En la recorrida que realizo en este blog sobre los suplementos que escribí para Diario EL SUR relacionados a algunos de los aniversarios de la Fundación de Villa Constitución, llego ahora el último. Uno muy especial porque elegí unir la historia fundacional de la ciudad con dos de sus cronistas y a la vez artistas: Luis Capriotti y Mario Carrillo.
En el inicio del suplemento explico el motivo de esta elección.
2021: 163º Aniversario de la Fundación de Villa Constitución
Luis y Mario, el arte de contar y vivir la historia villense
Marzo es un mes gris y doloroso en Villa Constitución, tan significativo como el 14 de Febrero, su fecha fundacional, porque en los 70 partió en dos su historia, pero también hubo otros tristes acontecimientos que aún duelen.
Por eso en este nuevo aniversario de la ciudad vamos unir el 14 de Febrero con los hechos de varios marzos.
Hace casi 10 años, el 1 de marzo de 2011 falleció Luis Capriotti; hace casi un año, el 3 de marzo de 2020, nos dejó Mario Carrillo. En su memoria, a modo de póstumo homenaje, es que los elegí para conmemorar este aniversario de la ciudad.
Fueron dos tipos geniales, que marcaron un camino en el periodismo y el arte villense; dos creadores; dos maestros; dos colegas; dos amigos con los que compartí años de trabajo y de proyectos.
De Luis, además de un gran recuerdo y numerosos escritos suyos, tengo una grabación de la lectura que hizo en radio de un poema del dirigente metalúrgico Victorio Paulón, titulado “Los tres marzos”. Se refiere al 16 de marzo de 1974, El Villazo; la posterior represión iniciada en Villa Constitución el 20 de marzo de 1975, antesala del golpe de estado del 24 de marzo de 1976. Siempre marzo.
En este suplemento encontrarán un cuento de Mario referido a esos marzos de los que habla Paulón. Entre paréntesis, en marzo de 1992, falleció en un siniestro vial otra amiga, la dirigente de Amsafe, Susana Gómez de Arizaga.
Antes de adentrarnos en textos de Luis y de Mario que rescatan historias y personajes de nuestra ciudad, hagamos un rápido repaso de la vida y obra de Luis y Mario.
Luis Capriotti, usina de ideas
Capriotti fue un personaje polifacético,
talentoso, lector omnívoro y una permanente usina de ideas. Nació en Villa
Constitución el 9 de enero de 1946. En 1962 se graduó como maestro en la
Escuela Normal y ejerció su profesión en colegios de nuestra ciudad. Más tarde
se radicó en Capital Federal donde en 1974 obtuvo el título de Profesor de
Teatro en el Conservatorio Nacional. En
1982 volvió a Villa Constitución y al poco tiempo fue designado Director de la
Escuela Municipal de Teatro de San Nicolás hasta 1988. De allí pasó a ocupar el
área de Cultura de la Municipalidad local en la gestión de Jorge Malugani. Su labor periodística, tanto gráfica, radial
y televisiva, evidenció siempre un gran nivel de calidad y adhesión popular. En
1988 recibió el Premio Prensario al mejor programa de televisión por cable del
interior de país por su producción “Viejos son los trapos”, correspondiente a
su ciclo “Todo es arte”. Otros programas
de televisión exitosos fueron “La ciudad Oculta”, “Aquí a la Vuelta”, “Los
chicos de aquí”, “Lo mejor de casa casa”; en tanto en radio se recuerdan
especialmente “Un pedazo de tarde” y “Llamelo X”. También escribió cuentos,
poemas y relatos, muchos publicados en la prensa local.
Mario Carrillo, síntesis del periodismo
Mario Alberto Carrillo Villamayor nació el 25
de junio de 1956. Inició su tarea periodista en 1976 y partir de su
incorporación al El Pulso (semanario villense que apareció entre 1979 y 1989)
dejó trazado el camino del periodismo gráfico que después extendió a otros
medios como el semanario Tiempo, la revista Enfoques Regionales, el diario
Constitución y Diario EL SUR. En
televisión condujo a lo largo de los 90 y parte de la primera década de este
siglo ese compendio de lo que debe ser un programa periodístico: El Cristal.
Además en 2011 junto a Víctor Dimaría, Valería Ríos y Ariel Gómez, integró el
equipo inicial de “Cierre de Edición”, el ciclo de Visión Sur que se emite de
lunes a viernes por Cablevisión. Su enfermedad le impidió continuar con su
tarea. En su larga carrera, iniciada alrededor de 1976, Mario también logro
plasmar su estilo en radio, en programa
como “Despertares” y especialmente en
“De un solo modo”. En 2016 dio a conocer
su primer libro de cuentos “Los amores
del Sr. Comisario” y en 2017, “El día que quisieron matar al líder”. A fines de
2017 culminó su novela “La sangrienta maldición de los Burundarena” y al
momento de su muerte estaba escribiendo otras dos que quedaron inconclusas.
VILLA, SU HISTORIA Y SUS PERSONAJES
Poetas y poetisas según Luis
Un sábado de 1992, Luis Capriotti escribió este particular y personal prólogo para la “Primera Antología de Poetas Villenses” que se presentó en la 2ª Feria Regional del Libro:
Hoy es sábado, y todo es como debe ser un sábado: compras, pasear al perro más de lo ordinario, armar un programa, traer flores a casa, terminar aquel libro. Gozar este bendito hogar, cálido a fuerza de música, leña y recuerdos.
Pero parpadea la luz del contestador y entre confusos llamados, Nidia dice que no me olvide del prólogo de la Primera Antología de Escritores Villenses que... ¡Ah! querida secretaria mía ni en fin de semana dejas de ser eficiente. ¡Ah! querido contestador que útil sos, pero te odio.
Es sábado, hace frío, hay leña encendida, flores esperando ser acomodadas en una jarra y un montón de poetas esperando ser editados. Hago como en los siniestros lagañosos minutos después que suena el reloj despertador… Solo un minuto… Minuto fatal.
Hago tiempo. Pongo las mandarinas ordenadamente en la frutera, Luis Antolloni me ayuda porque su barrio tiene olor a cáscaras de mandarina. Las manzanas van para otro lado, son tiernas y misteriosas como Andrea Reboratti (¿Cuándo la conocí? Lo que es peor ¿cuándo conocí a su padre? Es como si toda la vida estuviesen en mi vida.)
Y comienzo a preparar el ramo.
Flores con el olor acre de las acacias, olor a las barrancas de Gladys Lombardo y su padre Don Mateo. Crisantemos delicados mezclando el aroma de la muerte y la vida como lo hace Emilse Ríos en sus poemas. Claveles como los que habrán usado los rufianes de calle Colón, aquellos de Guildo Corres, Baldarena o Edgar Ludmer.
Un par de siemprevivas para el Doctor Palmieri; para Don Santiago Lischetti pétalos dispersos. Una clavelina humilde y callada para mi querido Ariel Gómez, tan lleno de tardes y misterios. Una rosa blanca para Bibiana Espinosa.
Ghisophilas para todo el resto. Ramo armado, sueño realizado.
Otro leño para la salamandra, Ney Matogrosso canta "Islas", el perro me sigue a todas partes. Es sábado, Sofía dejo la casa impecable, me siento bien.
Un gran ramo avanza por la casa: Nidia éste es mi prólogo, no podía ser de otra forma. Compartí con ellos tantos dolores y alegrías que si dijese cosas sesudas y altisonantes, se morirían de risa. Pero, sabés? Me gustaría tenerlos aquí a todos junto al fuego, compartiendo la música de sus palabras; el color de sus emociones, el olor de sus recuerdos, y ojalá mi perro no se ponga muy cargoso, porque ama los poetas.
¿Será cierto eso de que los perros se parecen a sus dueños?
Una carta a Grecia
En septiembre de 1991 los santafesinos votamos por primera vez con la confusa y denostada Ley de Lemas, técnicamente denominada Ley del doble voto simultáneo. En el desaparecido Semanario Tiempo, Luis le dedicó este texto a Rubén Villanueva, viejo amigo radicado en Grecia donde estudiaba Museología, y además primo de mi madre.
CARTA ABIERTA AL COLORADO VILLANUEVA QUE NO VOTARÁ ESTE AÑO
Querido Colo:
Vos no leerás esto. Puede ser que algún amigo común envíe el recorte a esa Grecia donde te fuiste a estudiar por un tiempo. A comprobar las proporciones que te enseñaron en la Universidad, a ver el para siempre celeste Mediterráneo con la voz de Irene Papas, extrañando como loco ese marrón grisáceo del Paraná que no entendiste durante tanto tiempo con la voz de la Ramonita.
Hace diez años que nos conocemos. Vos eras tan joven que me preguntaste ¿Cómo es votar? ¿Qué hay que hacer?
-Pensar Pibe- pensar... frase pobre para una calle Colón de tierra, para un setiembre del 82 con una luna llena así de grande con una diferencia de edad tan grande como la nuestra. Mi adolescencia contra tu jardín de infantes y de cuadrillé y flequillo.
Y te diré la peor. Yo no creía: Había visto al viejo Troilo charlando con mi papá como cualquiera, otros señores extraños, uno se murió y lo velaron en el salón municipal, ya invadidos por el espanto, la petulancia, la soberbia de los colaboracionistas que quieren volver como en la canción de “Sui Generis”. La nada, con tanta diferencia de edad y experiencia yo tampoco sabía bien cómo era eso de votar.
Estarás fotografiando cariátides y haciendo estudios profundos de columnas.
Todo es blanco en Grecia y a pesar de Antony Quinn todo es limpio.
Aquí se ensucia todo. Gente que te mira de reojo porque pensás distinto. En las calles se pintan los frentes, nombres de improbables intendentes aparecen con pinturas sintéticas, pinturas que solo la lluvia, el sol, el tiempo borrarán (para tu profesión ¿cuánto tiempo exacto llevará en limpiarse las paredes?) (Mi profesión dice que primitivo y efímero es el orgullo que debe sentir cierta gente en ver su nombre en letra impresa). Me mandás a decir que extrañás un par de cosas: El vino blanco, nuestros diarios, Mirtha Legrand, Las Palmeras de Boulevard Oroño, la gorda tetona del kiosko de Entre Ríos, las pizzas del Colorado Ricci, la bibliotecaría afónica, mis sanatas, el pollo al vino de tu vieja, China Zorrilla, Lito Nebbia y el clima pre electoral que estaremos viviendo.
No te engañes Colo. Este clima es distinto al que vivimos en los 80. Todo suena a: ¿Qué dicen esos tarados? No me como ninguna. No te creo nada! (a Coppani no lo conocíamos).
Ahora me toca a mi vengarme con el voto...
Haceme caso Colo: el domingo 8 andá al Consulado Argentino hacete sellar el documento, no escuchés la sarta de boludeoes que dicen los argentinos presentes, esos que prefieren morirse de hambre allá, volvé tranqui por alguna calle blanca que baje al Mediterráneo.
Si te sobran algunas rupias llamame tipo cinco de la mañana del lunes para vos, aquí serán las 12 yo terminaré mi laburo de periodista, me tomaré un vino blanco y te contaré como están las cosas.
Como que Colón tiene pavimento porque Bastino peleó y luz porque el Polaco peleó y andá saber qué tendremos, qué tendremos con el próximo... pero pudimos… ¿Viste, que no era tan complicado? Era cuestión de pensar, como te dije acá en un setiembre con viento norte.
Cuídate mucho, volvé pronto, escapale a los colaboracionistas como a la vista de la serpiente, no comás porquerías y perdonalo a este veterano careta que casi, casi aprendió a votar con vos.
Un abrazo Luis.
P.D.: La misma luna alumbra calle Colón, a pesar de las luces nuevas, mansiones nuevas, ideas nuevas…
¿Cómo es la luna en Grecia? Aquí nunca pudieran prohibirla los colaboracionistas ¿vos me entendés no?
Una inquietante ¿ficción? de Mario
El día que quisieron matar al líder
El hombre, parapetado sobre el techo de una casa de tres pisos, trata de enfocar y ver a través de la mira telescópica su objetivo. Está intranquilo y transpiran sus manos enguantadas; también su frente; el sudor molesta los ojos; se retira un poco, trata de secarse con un pañuelo y luego vuelve a la posición que tenía; ajusta displicentemente la mira; ya está; ya lo tiene para un disparo justo en la frente. Está a unos cuatrocientos metros de su “blanco”, por lo que observa las banderas de los trabajadores reunidos en asamblea, para conocer la fuerza y la dirección del viento. Todo está en calma; los gritos eufóricos de los obreros y la arenga del líder histórico sobre improvisada tarima, sumado a la distancia, apagarán definitivamente el sonido del disparo….
“El zorro” se la tenía jurada a aquel dirigente combativo, que había logrado torcerle el brazo y ganarle la seccional mediante el voto directo de los afiliados metalúrgicos. Por eso, junto al “Brujo” y la extrema derecha del partido, -aprovechando que eran gobierno- inventaron una burda mentira de un complot subversivo para “disciplinar” a los rebeldes. Y un día 20 de marzo de 1975, coparon aquella ciudad del sur santafesino, con sus más peligrosos esbirros, para desarticular y emprender dura represión contra dirigentes y trabajadores. Sembraron muerte y miedo los “culatas” de la UOM Nacional y de otros gremios, la Triple A, junto a fuerzas de seguridad. Encarcelaron, reprimieron y mataron a activistas y trabajadores.
Aun así, aquel oscuro personaje, se había quedado con la sangre en el ojo; sobre todo se acrecentó su odio visceral, cuando seis años después el llamado líder histórico salió de la cárcel y comenzó reorganizar su agrupación, primero clandestinamente y luego abiertamente; aún estaba el gobierno procesista cuando hubo un paro nacional; se instaló en las puertas de acceso a la planta de Acíndar y arengó a los trabajadores para que se plegaran al paro. Hubo allí una asamblea y ocurrió lo que hasta entonces parecía imposible: Los trabajadores decidieron adherir a la medida de fuerza y reconocieron al “cabezón” como su referente. Luego se montaría toda una estrategia, en la que habría colaborado el flamante presidente constitucional, para que estuviese en condiciones de presentarse a elecciones y volver a ser conducción. Las elecciones fueron en 1984 y la ganó con el 88% de los votos. “La Marrón”, que recuperaba así, la conducción para plasmar el proyecto de los años 70, le provocaba otra estrepitosa derrota a la burocracia sindical y en especial, a la conducción nacional.
Allí renació aquél viejo odio del “Loro” hacia su adversario, que se profundizó cuando dirigentes de tendencia combativa conformaron el espacio Encuentro Nacional de Trabajadores (ENTRA) que tenía como referentes al dirigente metalúrgico villense, a Gutiérrez de la UOM Quilmes; a Guillán de FOETRA y Cortez de vendedores de diarios.
Y se agravaría ostensiblemente cuando las seccionales Villa Constitución, San Nicolás, Campana y La Matanza se alinearon, a sabiendas que la UOM nacional iba irremediablemente a la quiebra junto a la obra social y plantearon un modelo de conducción y distribución de fondos completamente distinto.
Desde bastante tiempo antes, cuando se abre la posibilidad de elecciones, “el zorro” venía capacitando a la juventud sindical de su partido; adoctrinando y sobre todo, bajando línea sobre los peligros del avance de los comunistas que venían por el poder.
Y al igual que en 1975 donde la excusa fue el supuesto complot subversivo del cordón industrial, ahora volvía a la caza de brujas, al macartismo más crudo; metiendo en la cabeza de unos cuántos jóvenes que tanto el líder histórico villense, como el “flaco” de San Nicolás, el “ruso” de Matanza, “el Pata” de Campana, o el “barba” de Quilmes, eran del PC; que trabajaban para dominar gremialmente la industria pesada para que el comunismo desembarca en Argentina y tomara su nicho de poder.
De los “adoctrinados”, seleccionó a uno en especial, que era un excelente tirador; mantuvo con él reuniones a puertas cerradas, convenciéndolo que debía hacer “algo” y que la Patria y el Movimiento se lo iban a agradecer eternamente.
“Tenés que matar a ese zurdo hijo de puta de Villa Constitución”- ordenó “el loro”.
-“Ahora escucháme bien pibe; el 14 de mayo, se va a reunir el “zurdaje” en Villa Constitución; van a estar “El pata”, “El Ruso”, “El Flaco” y quizá viaje también “El Barba”. Habrá un acto y conferencia de prensa sobre los porqué de la “alianza” de estas seccionales. Según me contaron, tienen previsto realizar una asamblea, donde desde un palco, va a hablar “el cabezón”; por lo que viajarás un día antes, analizarás el lugar y buscarás el sitio adecuado y alejado para hacer el disparo; es importante que no te hagas ver, ni te recuerden. Usá gorro, anteojos para sol, para que no te identifiquen”.
-“Pero el tiro va a tener una particularidad; tenés que estar seguro y acabarlo con un solo disparo”
-“¿Por qué un solo disparo” –quiso saber el tirador a lo que “el zorro” respondió; -“Porque solo conseguimos una munición 7,62 del fusil FM FAL Sniper que vas a utilizar; tanto el rifle como la munición, tienen las huellas de alguien, a quien se lo robamos; no te conviene saber quién es y será al que le endilguen el muerto; así desviamos la atención de la policía y jueces que seguramente van a venir primero por acá, porque el pasado me condena. Por eso es importante que sigas las instrucciones al pie de la letra; si acertás con el disparo, dejás allí el casquillo y el fusil y desaparecés lo más rápido posible y sin levantar el avispero.
Así fue; el integrante de la juventud sindical reconoció el terreno; el palco donde subiría el líder histórico y busco un sitio a 300 o 400 metros desde donde hacer el disparo letal. Fue difícil encontrarlo porque no había edificios altos y debió conformarse con una vivienda de dos pisos, con una construcción o galpón modo de tercero. Desde allí atentaría contra la vida de aquél gremialista. Debía asegurarse que no hubiera nadie o al menos de no ser visto.
Llegado el momento, no encontró persona alguna y para subir a los techos, utilizó un galpón abandonado, lindero a la casa en cuestión.
Y de esa manera, parapetado sobre aquella azotea, trató de enfocar y ver a través de la mira telescópica su objetivo. Estaba intranquilo y transpiraban sus manos enguantadas; también su frente; el sudor molestaba los ojos; se retiró un poco, trató de secarse con un pañuelo y luego volvió a la posición de francotirador que tenía; ajustó displicentemente la mira; “listo; ya lo tengo para un disparo justo en la frente”- pensó.
Estaba a unos cuatrocientos metros de su “blanco”, por lo que observó las banderas de los trabajadores reunidos en asamblea, para conocer la fuerza y la dirección del viento. Todo estaba en calma; los gritos eufóricos de los obreros y la arenga del líder histórico sobre improvisada tarima, sumado a la distancia, y los coches que circulaban por la ruta, apagarían definitivamente el sonido del disparo.
Recién allí, introdujo su dedo en la cola del disparador y lo fue oprimiendo suavemente, saboreando de antemano lo que ocurriría en segundos nada más. “Chau zurdito de mierda”- dijo como en un susurro y disparó; justo en ese instante, al líder histórico se le cayeron unos papeles y se agachó para recogerlos; el plomo no lo encontró y pasó de largo, sin que nadie advirtiera lo que acababa de ocurrir. Un hecho por demás fortuito, lo había salvado al popular “cabezón” de una muerte segura.
El tirador quedó petrificado primero, luego comenzó con un rosario de puteadas y maldiciones. Había fallado, pero lo que más le molestaba era que había fracasado ante el encargo de su jefe, por el que sentía admiración y lealtad plena. Luego recompuso la línea; no dejó ni el fusil, ni el casquillo 7,62. Salió tan subrepticiamente como había llegado y entrado; a unas cuadras abordó su auto, guardó en un doble fondo del baúl el fusil y partió raudamente rumbo a Buenos Aires.
En vano esperó “el loro” escuchar la noticia de asesinato de su enemigo; comprendió que su esbirro había fracasado.
El “líder histórico” bajó exultante del improvisado palco, junto al resto de los dirigentes. Irían a compartir un agasajo preparado por el anfitrión, sin siquiera sospechar que ese día, pretendieron asesinarlo.
Aclaración de Mario: El episodio aquí narrado es una ficción; es decir producto de la imaginación del autor. Cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia.
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