Recupero aquí otro poema surgido del Taller de Lecto Escritura Creativa de la Biblioteca Popular "María Perrissol" que coordinaba Miguel Catalá y que compartí desde 1995 al 2000. Fue un tiempo tan inolvidable como fructífero, tanto en lo creativo como en lo humano ya que se acrisolaron amistades y las relaciones fueron más allá de los sabatinos encuentros del taller.
También pusimos en marcha proyectos que nos permitieron editar una revista llamada "Huellas", llevar el taller a otros pueblos (Alcorta y Máximo Paz) y publicar libros propios de los talleristas luego de un par de antologías que marcaron a fuego nuestra experiencia de escritura compartida.
Este poema también formó parte de uno de los números de Huellas, en la primavera de 1998. Hoy quiero compartirlo con todos y dejar mi eterno abrazo a quienes formaron parte del taller y, sin dudas, fomarán parte indisoluble de mi ser para siempre.
Sombras en el Jardín
¿Quién hubiera dicho
que las sombras estaban tan cerca?
Que los vampiros danzaban
acechando nuestros días,
ocultos en la noche que avanzaba.
Si al menos un presagio,
un mínimo augurio,
nos hubiera puesto sobre aviso.
Si al menos los primeros gritos
hubieran dado un alerta.
El horror llego temprano,
de tal forma y suerte
que se nos oscurecieron los años
y el ánimo se nos drenó
a un pozo de asfixia.
Las flores se secaron en los jardines,
deshaciéndose en la soledad de entonces.
Pobres flores nuestras
muriendo tan cerca y, a la vez, tan lejos.
¿Qué hora cruel y exacta segó sus destinos?
En esta tímida alborada de hoy
yacen muchas tumbas sin flores.
Más, fatal designio,
hay miles de flores
en busca de tumbas.
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