El pasado 3 de
diciembre se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de Pascual Conti,
destacado y querido artista de Villa Constitución. En 1998 lo había entevistado
para la página “El Personaje de la Semana”, que escribía para el entonces Diario
Del Sur. A continuación reproduzco ese reportaje con algunas ligeras
modificaciones que no cambian la esencia de la nota.
Pascual Conti: Una vida
al compás del bandoneón
Fue trabajador rural, marinero y ferroviario, pero por sobre todas las
cosas es un cantor popular. Pascual Conti nació en Villa y pasó parte de su
infancia en Rueda donde nació su pasión por la música, desde entonces no dejó
de cantar. Villa Constitución, su querida ciudad, lo vio y lo escuchó a lo
largo de una extensa trayectoria compartida con los grandes nombres del tango
villense.
Pascual Contí nació en nuestra
ciudad el 21 de octubre de 1932, «frente a barrio San Lorenzo, mi papá
(Augusto) era un quintero italiano, todos los italianos de aquellos años, que
emigraban a la Argentina, eran quinteros. El tenia una quinta frente a barrio
San Lorenzo, sobre el lado de la costa». Pronto la fatalidad lo tocaría de
cerca, en 1937 cuando iban rumbo a Villa a disfrutar de los corsos -porque «mi
papá era un hombre muy divertido», rememora-, «ocurre un accidente en la curva
de Malugani donde pierde la vida mi papá, yo iba sentado en la falda con él,
íbamos en un sulky, mamá iba al costadito con mi hermano». En ese momento
aparece un automóvil que colisiona contra el sulky y «lamentablemente pierde la
vida porque golpea con la cabeza contra el asfalto».
En Rueda
Cuatro años más larde su madre,
Antonia Camelli, vuelve a casarse, con Contino D'Angelo y toman la decisión de
trasladarse a Rueda, «allí hago la escuela primaría, la que empecé un poco
tarde, donde había una maestra, Guillermina Sívori, que era profesora de música
y con ella empecé a hacer mis primeras armas, con las canciones patrias y todo
eso. Ella me seleccionó y me ponía frente a la clase para que cantara».
«Después, como se hacían las veladas de fin de año ella me animó y me incitó a
cantar tangos, que por entonces estaban en boga», mientras tanto trabajaba con
su familia en el campo. Y Pascual siguió cantando «en las fiestitas del Club de
Rueda, en fiestas de amigos» donde «me llevaba la gente veterana, más grande».
Entre ellos recuerda a un empresario rural llamado Mario Risso con quien
compartió numerosas veladas.
Cantando en la marina
Pascual finaliza la escuela
primaria y con dieciséis años, el 10 de enero de 1949, seducido por los
anuncios radiales, se incorpora a la Marina de Guerra, «en busca de una mejor
situación económica y de abrirme un camino». La fortuna lo acerca a un «cabo
primero al que le gustaban mucho las obras teatrales y organiza un teatro de
aficionados». En los entreactos de los espectáculos, «que se organizaban en las
grandes bases militares», este oficial montaba números musicales donde Pascual
empezó a hacer «escenas acompañados de suboficiales que tocaban muy bien la
guitarra». Y así, en la marina Pascualito fue afianzándose como cantor y
adquiriendo experiencia, su debut fue en Bahía Blanca y su despedida de la vida
militar en Punta de Indio. Después de seis años decidió volver a la vida civil.
De su paso por la marina guarda un especial recuerdo por Nicolino Loche, a
quien conoció -y en cuya casa pasó un tiempo- por intermedio del hermano,
Felipe, con quien se había hecho muy amigo.
Debut profesional
De regreso a nuestra ciudad, en
enero de 1955, -aunque sus padreas seguían en Rueda- Pascual ingresa al
ferrocarril en el cual permanecería durante 37 años. Como es lógico se radica
en Talleres, «en un bulín alquilado, allí estuve viviendo casi seis años hasta
que mis padre volvieron a Villa». Apenas llegado al barrio gana un concurso de
cantores organizado por el club Porvenir Talleres y al poco tiempo se le apersona
Eduardo «Tito» Muriado quien le propone ser el cantor de un cuarteto que estaba
por formar. “Bueno nos ponemos a ensayar, había un pianista de San Nicolás,
Rubén San Juan; en violín, Juan Beleme, el villense Mauricio Palma en
contrabajo y Tito Muriado en Bandoneón. Esta fue su primera incursión como
profesional, “estuvimos algunos años haciendo los clásicos bailes en los
clubes, trabajando, porque era una fuente de trabajo”.
De Empalme a Rosario
Más tarde «se abre un certamen
grande en Empalme Atlético Empalme, de cantores y, dentro de los ocho
finalistas que llegamos, tuve la suerte de ganarlo. El premio era cantar un mes
en radio LT 3 Cerealista de Rosario». Hasta allí llega Pascual para cantar
acompañado por los guitarristas estables de la emisora. Luego de tres
actuaciones, el director de la radio, Raúl Granados, le informa que un director
de orquesta típica de Rosario estaba interesado en hablar con él. «Más o menos
a las diez y media de la noche aparece un señor muy alto, fumando en boquilla,
me observa -yo estaba sentadito allí, en el hall- me saluda y se dirige a la
oficina de Raúl Granados. Este señor era el gran director de orquesta típica,
«El caballero del piano», nada menos que Raúl Bianchi».
Bianchi le manifiesta su deseo que
pase a formar parte de su orquesta, para lo cual tenía que dejar su trabajo en
el ferrocarril y radicarse en Rosario. Todavía conmocionado por la propuesta,
en el viaje en ómnibus de regreso a Villa, decide rechazar la oferta. «Por
razones sentimentales», explica guiñando un ojo, ocurre que estaba recién
casado con Elsa y el desafío era muy
grande y arriesgado. Cuando le comunicó telefónicamente esta decisión a Bianchi
le contestó: -Mi amigo, se pierde usted la gran oportunidad de ser un
profesional». Pero Pascual es así de sentimental, eligió entre el amor a su
mujer y su ciudad, a la posibilidad de desarrollar su vocación.
Décadas difíciles
Pero nunca le faltaron oportunidades
para cantar y un día, a mediados de la década del 60, apareció José Miguel
Fiorio y le dice: «Pascualito voy a hacer un conjunto para trabajar acá en la
zona». Así nace «Los Amigos del Tango» con el propio Fiorio como director y
bandoneonista, «en el otro bandoneón Roberto Vigoroux, Miguel Ángel Ponce, un
gran pianista que tenemos en la ciudad; en el contrabajo el
'Negro' Gazanea, y en violín, un señor de Rosario, Cataviano». Luego de
seis años de actuación en toda la zona la orquesta se desarma, pero al tiempo
Juan Defilippi, «el gran maestro del violín» que había disuelto su gran
orquesta por las escasas actuaciones (era el tiempo crítico del tango), «se
decide y arma un quinteto típico donde estaba él en violín, Narciso Tello y
Alfaro en bandoneones; Miguel Ángel Ponce en piano y en contrabajo Gazanea y yo
en los cantables». Eran los primeros años de la década del setenta.
Mientras la garganta aguante
Ya en los comienzos de la década
del ochenta tuvo la oportunidad de cantar en Canal 5 de Rosario, en el programa
“A puro tango”, que conducía Enrique Dumas. Para entonces hacia escasos meses
que se había conformado el Villa Constitución Tango Club donde Pascual cantaba con
un trío integrado por Jorge Neumann en piano, Eduardo Muriado en bandoneón y
Juan Defílippi en violín. Hoy, desaparecidos Neumann y Defílippi, la Orquesta
Estable del Tango Club está compuesta por Mario Corti (guitarra), Roberto Vigoroux
(bandoneón), Enrique Bozza (contrabajo) y Osvaldo Carafone (piano), con ellos Pascual
compartiendo el escenario con Niver Moreyra.
EPILOGO
Hasta aquí la nota de la edición
Nº 224 del jueves 24 de diciembre de 1998 de Diario Del Sur (hoy Diario El Sur). En ella se anticipaba que al domingo
siguiente Pascual iba a cantar en el escenario del ciclo Peatonal acompañado
por Carlos Inocenti "porque mientras las cuerdas vocales aguanten y el bandoneón me fuerzas voy a seguir cantando". En ese escenario, en pleno centro de la ciudad, fue homenajeado en 2005, noche en la que también
cantó acompañado por el maestro Raúl Nofri. Hasta el momento de su muerte
siguió recorriendo escenarios de todo el país con la Orquesta Estable del Tango
Club y hasta se presentó en 2007 en el VI Festival del Tango Uruguayo, en ese
país. Pascual falleció de un infarto la mañana del 3 de diciembre de 2009 y
desde entonces el escenario del ciclo peatonal lleva su nombre.
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