Los anarquistas y la F.O.R.A.
Las primeras luchas
obreras en Villa Constitución
Por Ariel F. Gómez -
Periodista
Guildo Corres nació
en nuestra ciudad en 1926 y falleció, también aquí, en 1997. Fue autor de
numerosas obras de tipo costumbrista donde rescata personajes del pasado
villense.
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En esta nueva
celebración de Día Internacional del Trabajador Diario EL SUR quiere rendir
homenaje a los protagonistas de las primeras luchas obreras que tuvieron por
escenario Villa Constitución, en el especial en el puerto, a principios del
Siglo XX; y a la vez rescatar el trabajo de quien se encargó de recoger la
escasa información que existe sobre ese período, el ya desaparecido escritor
villense, Guildo Corres.
Guildo, quien nació en
nuestra ciudad el 24 de octubre de 1916, publicó en 1992 un pequeño libro
titulado “La brocha y la tea. Historia de la F.O.R.A en Villa Constitución”, donde
recuerda la actividad de la Federación Obrera Regional Argentina, organización
compuesta por anarquistas y socialistas. La obra contaba con ilustraciones de,
la por entonces, ignota Malena Bertolotto, villense consagrada hoy como una
artista plástica de proyección internacional.
Antes de ingresar de
lleno en el trabajo de Guildo Corres hagamos un poco de historia sobre la
declaratoria del 1º de Mayo como:
Día Internacional
del Trabajador
En noviembre de 1884 se celebró en Chicago el IV Congreso de
la American Federation of Labor, en el que se propuso que a partir del 1º de
mayo de 1886 se obligaría a los patrones a respetar la jornada de 8 horas y, si
no, se iría a la huelga.
En 1886, el Presidente de los Estados Unidos, Andrew
Johnson, promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de
trabajo diarias. Como esta ley no se cumplió las organizaciones laborales y
sindicales de Estados Unidos se movilizaron. Llegada la fecha, los obreros se
organizaron y paralizaron el país productivo con más de cinco mil huelgas.
El episodio más famoso de esta lucha fue el funesto
incidente de mayo de 1886 en la Haymarket Square de Chicago: durante una
manifestación contra la brutal represión de una reciente huelga una bomba
provocó la muerte de varios policías. Aunque nunca se pudo descubrir quién fue
el responsable de este atentado, cuatro líderes anarquistas fueron acusados,
juzgados sumariamente y ejecutados.
En julio de 1889, la Segunda Internacional instituyó el
"Día Internacional del Trabajador" para perpetuar la memoria de los
hechos de mayo de 1886 en Chicago. Esta reivindicación fue emprendida por
obreros norteamericanos e, inmediatamente, adoptada y promovida por la
Asociación Internacional de los Trabajadores, que la convirtió en demanda común
de la clase obrera de todo el mundo.
El Congreso de París de la Segunda Internacional acordó
celebrar el "Día del Trabajador" el 1º de mayo de cada año.
En nuestro país el 1º de mayo es feriado nacional por la Ley
21.329 de Feriados Nacionales y Días no Laborables. (Fuente: Ministerio de
Educación de la Nación)
Los anarquistas en
Villa
Con el recuerdo aún fresco y vívido de lo acontecido en
Chicago, el movimiento anarquista comenzó a tomar protagonismo en las luchas
obreras que se desarrollarían en Villa Constitución a principios del siglo pasado.
Al respecto, en el inicio de su obra, Guildo Corres lamentaba que fuera “muy
poca, escasísima, la documentación que puede obtenerse en los diarios,
periódicos y publicaciones editadas en el período abarcado entre los años 1900
y 1940. Varios factores se aúnan para que eso ocurra. En primer lugar, aquel
proletariado no aglutinaba la enorme masa humana característica de la actual.
Por lo tanto la actividad gremial era sumamente parcializada. No existían
gremios convocando a huelgas que movilizaran a miles de obreros. Los paros eran
individuales. Paraba, por ejemplo, un taller constructor de vehículos con
tracción a sangre y el resto de sus iguales continuaba laborando sin
solidarizarse en el conflicto. Los juntadores de maíz decretaban un cese de
actividades por conseguir una mejora salarial y los ruralistas de tareas afines,
como ser conductores de carros, estibadores y galponeros, asistían pasivamente
a la marcha del conflicto sin siquiera ocurrírseles prestarles alguna ayuda
solidaria”.
Los foristas
Pese a ello, Guildo Corres dispuso de dos “circunstancias
fortuitas” que le permitió “salvar este gran vacío de referencias. Hemos
sostenido largas conversaciones con los escasos foristas de aquel tiempo que
todavía viven. Entre ellos no podemos menos que destacar a Inocencio Lezcano y
Miguel Ríos”, escribía en prólogo de su libro. Ambos tuvieron “destacada
actuación en el movimiento portuario de esta ciudad desde los años 1923 a 1940,
período este donde la FORA alcanzó el pináculo de su actividad proselitista”.
Guildo finalizaba su introducción señalando que “conoció y trató a muchos
de esos hombres, todos desaparecidos, ya que con su tesón, su entusiasmo y sus
ideales libertarios, fueron los sembradores de la simiente proletaria que luego
dio origen a las grandes corporaciones de trabajadores pero que,
desgraciadamente, han visto tergiversados maliciosamente sus fines de lucha en
provecho exclusivo de los mañosamente llamados dirigentes cegetistas que han
torcido y mal deformado el sentido de las luchas por la emancipación de los
hermanos proletarios. Para esos mártires sindicalistas que fueron mis maestros
están dedicados estos recuerdos”.
Guildo Corres dedicó su libro “a toda la legión de idealistas
libertarios que conocí en mi vida, a los que nunca olvidaré por el luminoso
ejemplo de amar a todos los hombres que dejaron en mi alma”.
“La brocha y la tea”
se terminó de imprimir el 11 de agosto de 1992 en Artes Gráficas Constitución y
fue ilustrada por Malena Bertolotto.
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Sobre Malena
Bertolotto
“La obra de Malena
Bertolotto evoca olores, colores, texturas... Los olores del río y de la costa,
pescado con el viento este, desazón con el viento norte, sensaciones de
felicidad no explicada con el viento sur... Olor a camalote después de las
bajantes y barro pisoteado de esos patios que muestra tan bien en sus cuadros”,
así definió a la obra de Malena Bertolotto, Luis Capriotti, en noviembre
de 1993, cuando era el Secretario de Cultura y Comunicación de la Municipalidad
de Villa Constitución.
La F.O.R.A. en Villa
Constitución
“La actuación de la
F.O.R.A. en Villa Constitución”, tituló Guildo Corres el comienzo de su relato,
donde ahonda, en principio, en el nacimiento de la organización gremial y las
primeras disputas entres anarquistas y socialistas.
“La secuencia arranca en el año 1900. En tal fecha se
realizó el primer Congreso de la F.O.A., (Federación Obrera Argentina),
primitivo nombre de la organización. Las reuniones se transformaron en un campo
de batalla filosófico-político enfrentándose agudamente los delegados socialistas
y anarquistas, irreversiblemente separados por dos conceptos antagónicos
irreconciliables”, dice uno de sus párrafos iniciales.
Más adelante recuerda que “Lezcano nos reveló que durante
los días 19 al 21 de Junio de 1902 se realizó en Buenos Aires el II Congreso de
la F.O.A. En estas reuniones, la Sociedad de Resistencia de obreros portuarios
de Villa Constitución estuvo representada por un joven afincado en la Capital Federal
con 28 años de edad, llamado Ernesto Ghiraldo, quien tiempo después se
destacaría como una promisoria figura de las letras argentinas”.
El propio Lezcano le recordó a Guildo que “si ahora hago
esta semblanza de Ghiraldo anarquista, representando a los compañeros del
puerto villero, es porque ese pueblito donde nosotros nacimos vivían un
conglomerado de compañeros que en numerosas asambleas derrotaron virilmente a
los socialistas que siempre querían depositar la solución de los problemas
laborales en los políticos de la época. Ghiraldo fue el que pregonó desde
principios del siglo que nuestra entidad debía llamarse F.O.R.A. (Federación
Obrera Regional Argentina), por cuanto una nación es una región, una provincia
es una comarca y una ciudad es una localidad”.
Las primeras
huelgas
Luego, Guildo se
adentra de de lleno en los conflictos gremiales. A partir de aquí reproducimos
textualmente algunos de sus párrafos.
“En el año 1907 una
ola de huelgas estremeció al país. Los elementos desencadenantes que se unieron
fueron: 1º) El proletariado obrero que como ya lo mencionamos tuvo por cuna el
campo se había extendido entre las grandes masas de habitantes que comenzaban a
proliferar en los ya pujantes centros urbanos. Y, 2º) La vibrante y denodada
tarea de los anarco-sindicalistas quienes desde la trinchera de sus aguerridos
sindicatos que lideraban, (ladrilleros, portuarios, panaderos, imprenteros),
que habían creado y fundado, se lanzaron a una ininterrumpida campaña de lucha
por la obtención de mejores salarios y humanización de las condiciones de
trabajo. La oleada de paros tuvo como epicentro la Capital Federal y todas las
poblaciones portuarias del litoral. Allí los grandes monopolios, Bunge y Born y
Louis Dreyfus, los formidables tiburones del cereal se repartieron la compra y
la posterior exportación de las cosechas”
“El dique que funcionaba en Villa Constitución merece un
párrafo aparte. Allí existió durante muchos años una frenética actividad. Por
ese lugar, los propietarios del ex ferrocarril Central Argentino, actualmente
Bartolomé Mitre, descargaban el carbón de piedra, también llamado hulla de
Cardif para proveer de combustible a la antiguas locomotoras a vapor que
realizaban el servicio en la línea férrea que partiendo de este punto terminal
pasaba por San Urbano, Venado Tuerto, Rufino y llegaba hasta la localidad
cordobesa de Laboulaye, Como una curiosidad histórica desconocida por la
mayoría, revelamos que por la ley de la Nación las empresas ferrocarrileras
británicas estaban exceptuadas del pago de derechos aduaneros para importar el
carbón de piedra. Además de esto habían obtenido la concesión de la rada en la
zona. Al revés de lo que sucedía en el resto de las radas, aquí en Villa la
estadía era gratis, no se cobraba alquiler por estar fondeando en ella. Es por
esto que junto al largo rimero de los transportes carboneros siempre se veía
una interminable hilera de cargueros cerealeros los que, faltos de fletes,
llegaban a este puerto a la espera de poder llenar sus bodegas con alguna
partida de cereal”
“En este ambiente tan proficuo de actividades los
infatigables y consecuentes d la F.O.R. A. multiplicaban su encendida prédica
de agitación y propaganda partidaria. No podemos olvidar y debemos tener
siempre bien presente que estos hombres dentro de las tres grandes corrientes
ácratas ocupaban la resuelta posición de anarco sindicalistas. Su labor
exclusiva era la de bregar denodadamente por conseguir mejoras salariales y
otros puntos afines, (rebaja en el precio de la bolsa, reducción del tiempo de
tareas, el aguatero para surtir de agua), a lo que llamaban cuadrillas o
"manos”.
“Como apéndice de su trajinar laboral, estos foristas
organizaban en sus locales cursos vespertinos donde enseñaban a leer y
escribir, tenían bibliotecas, fundaron un conservatorio musical que luego dio
origen a "La Lira”, una banda de instrumentos de cuerdas y viento que
perduró hasta cerca de 1950. Además organizaban veladas con representaciones
teatrales donde se representaban obras de fuerte contenido social”
“Más, con éstos métodos de lucha, los anarco-sindicalistas
incurrían en un error fundamental que los llevó a su desaparición. Eran únicos,
formidables en la tarea de fomentar paros, organizar huelgas y actos de
protestas que en su gran mayoría triunfaban por su descollante predicar, porque
ellos, los libertarios, predicando con el ejemplo iban siempre al frente de las
manifestaciones para luchar a brazo partido contra la milicada brava de
aquellos ayeres con riesgo de sus vidas, o polemizando áspera e
intransigentemente con los patrones en las mesas de las discusiones sin ceder
un ápice sus reclamos. No toleraban ni admitían la presencia del Departamento
de Trabajo. Siempre lo ignoraban. Por esta manera de accionar, esta filosofía
de combate trajo en lo que alguien bautizó como
‘determinismo histórico’, que los delegados socialistas y los políticos
oportunistas les arrebataran la paternidad de estos justos reclamos arreglando
mañosamente entre bambalinas con los funcionarios oficiales apareciendo luego
ostentosamente como los triunfadores en estas mediaciones”.
Del puerto al Grito
de Alcorta
Tras introducir al
lector en el panorama general de la
situación local y la idiosincrasia de los anarquistas, Guildo Corres comienza a
recorrer los conflictos que se desarrollaron en el puerto de nuestra ciudad,
que fueron también de los iniciales en el país. Todo empezó en 1904.
El monumento al Grito de Alcorta honra la memoria de aquellos luchadores de 1912, entre los que se contó Francisco Capdevila, catalán radicado en Villa Constitución |
En ese año, las Federaciones de estibadores aunadas en una
acción común declararon una huelga para conseguir una mejora en las condiciones
de trabajo que abarcó los puertos de Rosario, Villa Constitución y San Lorenzo.
Este movimiento duró hasta el año 1905, Esto da una idea del alto grado de
combatividad que animaba a los antiguos activistas. Toda esta larga e
ininterrumpida serie de luchas y conflictos sirvieron para retemplar y
consolidar el ánimo de los dirigentes de Villa Constitución.
Ya por entonces se había agudizado al extremo la lucha entre
las tres grandes fracciones anarquistas. Recortemos que la F.O.R. A. local
estaba dirigida por los anarco-sindicalistas, quienes cómo ya lo hemos
puntualizado centralizaban su accionar en la lucha por las conquistas obreras
en abierta oposición con los anarquistas "puros" y los llamados
"expropiadores”.
No solamente rechazaban la teoría de conquistar el poder
para llegar a una sociedad sin clases sino que la denostaban y vituperaban
contra ella.
"El poder corrompe", "El patriotismo es el
huevo donde se incuba la dictadura”, "La burguesía engendra el capital y
el capital es el grillete que encadena a los pueblos", "Gobernar es
hacer sufrir".
Estos eran algunos de los argumentos que desplegaban como
obstinada oposición de su luminosa filosofía. Y como remate de esta fabulosa
andanada verbal, puntualizaban irónicamente: "La ley burguesa es muy
justa. Prohíbe al mendigo y al millonario dormir debajo de los puentes".
Entresacamos de un periódico de Villa Constitución, "El
Progreso", con fecha Abril de 1913, uno de los escasos artículos
publicados sobre la actividad del movimiento obrero a principios del siglo.
Narra este semanario que en la fecha indicada estalló en Rosario un conflicto
sindical llevado a cabo por los conductores de tranvías que fueron a la huelga
en procura de mejorar sus escuálidos jornales. Fueron apoyados
incondicionalmente en toda la línea por los anarquistas de la zona, entre los
cuales los sindicalistas de Villa ocuparon un primerísimo lugar, motivo que
ocasionó un allanamiento y la clausura del local partidario. El rechazo
patronal al petitorio fue absoluto. Con el indiscriminado apoyo del gobierno la
fuerza pública de seguridad interrumpió violentamente un acto público celebrado
en el centro de la ciudad (de Rosario). El salvaje atentado dejó como luctuoso
saldo 3 obreros muertos. Pero la gente forista no era de arrear así nomás.
Respondieron a la agresión apedreando vigorosamente a la militada y quemaron
varios tranvías.
Durante el año 1912 se desató otro conflicto de gran
magnitud. Tuvo como protagonistas a los chacareros del sur santafecino. Pasó a
la historia como "EL grito de Alcorta". Intervinieron en la lucha más
de 120.000 labradores, todos ellos inquilinos de los predios que trabajaban y
sometidos a un inicuo régimen de despojo por los leoninos contratos de
arrendamiento que obligadamente debían firmar. Además de la dirigencia obrera
tuvieron como aliados defensores de gran prestigio como Lisandro de la Torre,
Juan B. Justo y Ricardo Caballero. El enfrentamiento con los dueños de las tierras
se extendió rápidamente en el norte de la provincia de Buenas Aires y se
prolongó casi un año entero. Uno de los principales líderes de este inédito
conflicto agrícola era residente en Villa Constitución.
En realidad, el movimiento de Alcorta no hizo sino canalizar
la desesperación de los labradores, en su mayoría inmigrantes. Como lo
puntualizamos anteriormente, estaban atados a las coyundas de un infame
contrato de carácter verdaderamente esclavista. El detonante de la rebelión fue
una magra cosecha de trigo y maíz y una baja artificial del cereal cuyas
desastrosas consecuencias se hicieron sentir sensiblemente en el comercio
regional.
El conflicto se inició en Junio de 1912 cuando los negocios mayoristas
de Alcorta, en la práctica manejados por los poderosos acopladores cerealeros amenazaron
con retirarles las libretas de fiado a los colonos que no abonaran por lo menos
la mitad de su deuda. Para conocimiento de los lectores informamos que era
práctica establecida que los negocios otorgaban un crédito que se pagaba luego
de que fuera levantada la cosecha. Ante el prepotente ultimátum tomado por los
negociantse un agricultor (Francisco Bulzani), citó entonces a los inquilinos
del campo “La Sepultura” a una reunión celebrada en la noche del día 10. De esta
asamblea surgió un comité de huelga integrado por Bulzani, Francisco Peruggini,
José Lucantoni, José de Biasse y Francisco Capdevila, este último anarquista
catalán afincado en Villa Constitución, donde conjuntamente con otros camaradas
libertarios había sentado las bases del movimiento forista. La agitación
prosiguió, el conflicto fue tomando proporciones y la tensión alcanzó su máximo
nivel con la detención de Bulzani, Peruggini y Capdevila a quienes la policía
debió liberar prontamente ante la resuelta actitud de los sectores chacareros.
El movimiento se sumergió entonces en la semiclandestinidad por el temor a la
represión de las fuerzas armadas. Entonces, en esos momentos de desorientación
debido a la falta de experiencia de los improvisados dirigentes, los
anarco-sindicalistas no hesitaron en tomar con mano firme las riendas de la
sublevación de estos desheredados de la tierra. A caballo, en sulkis o
simplemente a pié recorrieron las chacras del departamento Constitución,
instando a los huelguistas a mantenerse firmes y unidos bajo la consigna: La
tierna y el producto de la tierra para el que la trabaja.
El Grito de Alcorta, que finalizó con la aceptación de la
mayor parte de los reclamos, significó una acción campesina sin precedentes en
los anales de nuestras contiendas laborales, aunque así lo definía el
historiador Carlos Etchagüe:
"El movimiento fue hábilmente tergiversado por los
grupos burgueses que forcejeaban con la oligarquía dirigente no para
desalojarla del poder sino para negociar el acceso a porciones del mismo”.
Sociedades de
Resistencia
de los obreros del
puerto
Tras recordar los
hechos conocidos como “El Grito de Alcorta”, Guildo Corres regresa al puerto de
Villa Constitución en base a lo que califica como “Un imponderable aporte a la
historia del movimiento anarquista” en nuestra ciudad como “es la documentada
nota que nos remitió el ya recordado dirigente Inocencio Lezcano”. Compartimos
ese aporte que también el autor transcribió textualmente:
"Estimado amigo:... El 17 de agosto de 1929 los
capataces portuarios llamaron a trabajar por lista. Ya estaba establecido que
se cobraba jornal doble por ser feriado nacional (Muerte de San Martín). El
capataz Moya aclaró: Jornal simple para el que quiera trabajar. A pesar de la
protesta de los compañeros Antonio Luna y Cipriano Corvalán, un grupo de carneros
entró a trabajar y de este modo se rompió la organización... En el año 1936
discutimos en varias asambleas la cuestión siguiente: Varios compañeros
estábamos al día con la cotización, (60 centavos por mes). De esta suma 25
centavos se enviaban al Consejo Federal. Con los 25 centavos restantes teníamos
que pagar el alquiler del local, los manifiestos y demás gastos de la
organización. La mayoría de los portuarios eran morosos... Así llegamos a
enfrentamos con la patraña de Ponciano Benítez y quienes lo secundaban, una
inmensa cantidad de morosos como los acusó el tesorero Beltrán Ferreyra hacían
caso omiso de la organización...En estas asambleas constituimos el Sub-comité
Pro presos y deportados. Otra resolución
de esta asamblea fue la compra del local partidario a la familia Bordaberry, la
casa que en 1975 fue objeto de un bárbaro alentado, le colocaron una bomba...
Muchos han historiado sobre los orígenes y el devenir de Villa Constitución,
pero muy poco se han ocupado de aquellas Sociedades de Resistencia de los
obreros del puerto”.
En su carta a Guildo, Inocencia rescata que “Entre los años
1901 y 1902 fueron intensas las huelgas en todo el país. La dirigencia forista
local tuvo intensa participación. Años más tarde he visto a esos luchadores y
combativos compañeros exigir la libertad de Sacco y Vanzetti procesados en 1921
y en esas campañas de solidaridad he visto llorar a mucha gente cuando el 23 de
Agosto de 1927 electrocutaron a estos mártires de la Anarquía”.
“Retomando la narración de las luchas obreras en nuestro
pueblo, no podemos soslayar el nombre de aquél impertérrito sindicalista que se
llamó Beltrán Ferreyra que en el año 1943 decía: Debes saber que desde fines
del siglo hasta el presente siempre que estaba abierto el sindicato portuario
yo aunque lloviera estaba a la noche ahí cooperando. Desde que lo conocí lo
recuerdo colaborando siempre detrás del escritorio, haciendo recibos, doblando
manifiestos con una perseverancia sin parangón. Este fue uno de los tantos
anarquistas anónimos que con su honestidad ejemplar entusiasmaban a quienes tenían
la oportunidad de conocerlo”.
Luego Lezcano salta al año 1928. “Los portuarios de Villa
junto con los compañeros de Rosario fueron a la huelga general hasta que
conquistaron el jornal de 8 pesos para todos los puertos del país. En esta
huelga fue asesinada la compañera Luisa Laliana por un traidor a la huelga y
aquí, en Villa, Antonio Ortiz, un capataz de puerto, asesinó a Herrera, orador
vehemente de la F.O.R.A. quien, herido mortalmente, se levantó del suelo y
enterró una cuchillada en el corazón de su rival... Llegamos a Mayo del año
1932. Gran huelga en nuestro puerto, (carneros, tiros, abundancia de acciones
directas al extremo de que las fuerzas vivas, o los vivos de la fuerza,
pidieron al gobierno nacional que enviara una cañonera (Paraná), que fondeó en
el puerto. Demás está decir que todo esto era contra los trabajadores rebeldes.
A pesar de toda intimidación la huelga triunfó ampliamente imponiéndose un
pliego de condiciones que estipulaba entre otras cosas la bolsa de trabajo. En
ese mismo mes de Mayo llega desde Rosario Teodoro Suarez para ayudar a la dirección
del movimiento obrero. A fines de 1932 el compañero Suárez se radicó en Villa
Constitución con su familia y en este lugar residió hasta el mes de Mayo de
1941 cuando fue nombrado delegado directo del Consejo Federal y dejó esta
ciudad. Suarez fue un compañero de conducta intachable en todas las
manifestaciones de la vida y un perseverante pregonero del ideal anárquico”.
“También te informo que en Villa funcionaba la Federación
Obrera Comarcal que aglutinaba varios gremios del departamento Constitución
como así también un Comité Permanente Pro Presos y Deportados que se mantenía
con un estampillado de 10 centavos por asociado al gremio portuario.... En
enero d3 1933 fui nombrado Secretario General de Obreros del Puerto de Villa
siendo un militante del movimiento Forista hasta que en 1943 me llevaron a la
cárcel de Coronda en el mismo tiempo que vos estuviste detenido. Volviendo
atrás en los recuerdos traigo de nuevo la imagen de Manuel López, (Manucho) En
esa fecha los fascistas partidarios de Mussolini le propinaron una terrible
paliza. Le pegaron con el tacho de engrudo porque los enfrentó gritándoles: ¡No
tienen vergüenza pegar en las paredes murales del fascismo! Los carteles
anunciaban una película que pretendían pasar en la Sociedad Italiana. Demás
está decir que esta película nunca pudo exhibirse aquí. En el mes de Noviembre
de 1936 discutimos durante 36 horas un problema interno en el Sindicato, en
contra de los morosos de la cotización que se amalgamaron con todas las
alimañas, las calumnias, las infamias y las torpes patrañas. Utilizaron todos
estos infundios para pedir la expulsión del compañero Suárez. Por ahí andará un
manifiesto que publicamos titulado EPILOGO DE UN PLEITO MORAL, en el cual se
demostraba como triunfa la verdad justiciera en contra de la contumaz cizaña
procaz de los irresponsables. Espero sabrás disculparme la forma breve que
detallo sucesos acontecidos en Villa principios de siglo. Yo fui muy amigo de
los archivos pero es obvio decir que desaparecieron. Tengo apuntes y algunas
cosas más que quiero hilvanar sin apuro para posteriormente entregarlas a la
publicidad”.
Un lucha inédita en
el país
Sobre el final de su
obra, de la cual rescatamos los párrafos más sobresaliente y acordes a la
intención de este trabajo, Guildo Corres relata una de las últimas luchas
encaradas por los integrantes de la F.O.R.A. villense.
Como punto definitivo vamos a narrar los incidentes de una
lucha gremial que por sus insospechadas derivaciones tuvo resonancia en todo el
dilatado ámbito de nuestro país.
Corría el mes de marzo de 1941. La Empresa Constructora
Christiani y Nielsen tenía a su cargo la construcción del Elevador Terminal.
Trabajaban alrededor de 200 obreros albañiles, carpinteros y hormigoneadores.
Quien escribe ocupaba el cargo de ayudante para realizar los ensayos
granulométricos de piedra y arena bajo la supervisión de la oficina nacional de
inspección.
El grupo de obreros estaba afiliado a la Secc. Oficinas
Varias dirigida por los sindicalistas foristas.
Se presentó en la empresa un pliego de condiciones por
aumento general de salarios. Para ceñir este informe al detonante del conflicto
rememoremos que el peón de la construcción ganaba $ 4 por 8 horas de labor. El
petitorio fue rechazado por la patronal y una asamblea decretó la huelga general
hasta que las demandas fueran satisfechas. Transcurridas dos semanas de paro,
la situación tomó un giro imprevisto. Christiani y Nielsen habló al
Departamento de Trabajo y éste citó a nuestro Sindicato a una audiencia de
conciliación. La respuesta fue contundente. Fiel a los principios que
sustentaba, la dirigencia gremial le contestó que rechazaba terminantemente su
mediación aclarándole que las cuestiones suscitadas entre obreros y patrones se
arreglaban directamente entre ellos sin necesidad de terceras personas.
Entonces la Empresa envió una nota a la Secretaria Gremial solicitando una
asamblea y concurrió a ella. En su representación fue el ingeniero Zeck,
integrante del Directorio.
La reunión duró cerca de 6 horas. Todos los jornales del
personal (eran 14), fueron analizados y discutidos. El final de la polémica
tuvo este resultado: la empresa, con ligeras variantes daba la conformidad a
todos los aumentos menos a la del peón común, categoría a la cual pertenecía el
50 % del personal. El peón tenía $ 4 de salario. El pliego solicitaba para
ellos 5,60. Empecinadamente el delegado empresarial primero se negó a otorgar
ninguna mejora. Y luego imprevistamente manifestó que accedía a pagar $ 5 y que
ésta era su última y definitiva palabra. Entonces pidió la palabra Juan
Latelaro, un sindicalista porteño que había venido para prestar su
colaboración.
Con simples y encendidas palabras reveló al auditorio que la
Federación que aglutinaba a las empresas constructoras tenía un compromiso. El
mismo indicaba que el salario máximo a pagarse a un peón, fuera de los límites
de la Capital Federal era de $5. Allí estaba el motivo de la negativa. Con
ánimo reivindicatorio la asamblea dispuso que hasta que la patronal no
ofreciera una mejora el conflicto seguiría. Días después de esto que estamos
narrando el jefe de policía envió al sindicato un escuadrón a caballo y nos
arreó a todos los presentes detenidos
hasta la jefatura. Allí el jefe, Ignacio Palenque, funcionario de mando tiránico
y despótico nos arengó con acento altisonante increpándonos porque éramos una
recua de ovejas dirigidas por unos "revolucionarios comunistas” y que si inmediatamente
no aceptábamos la oferta de la empresa al otro día concurría a clausurar el
local y metería en la cárcel a todo el Comité de Huelga. Entonces se adelantó
Teodoro Suárez una de las figuras señeras del sindicalismo de antaño:
- Puede ir a clausurar el local señor Jefe - le respondió -
Tiene usted la fuerza disponible para hacerlo. Pero me permito decirle que nada
conseguirá con esto, pues no son las paredes las que piensan sino los hombres
que se reúnen en ellas. Y para el alma de los hombres no hay cárcel ni cadenas
que puedan aherrojarlas. Impresionado por estas palabras el funcionario no
intervino el local. Y la huelga prosiguió hasta que, al mes, la Empresa,
presionada por los compromisos de entrega cedió en toda la línea y por primera
vez en la historia de las conquistas obreras del país el peón de la construcción
del interior pudo ganar más de $ 5. El jornal obtenido fue de 5,20.
Esta es la historia, una gesta magnífica de luchas que tuvo
como escenario a este pueblo de Villa Constitución y a un puñado de sus hijos
dilectos.
“Al decir anarquía es
bueno recordar que dicha palabra ni significa violencia, explosión, guerra y
todos los otros efectos que causa la desigualdad. Estamos contra todo gobierno
porque gobierno significa opresión y privilegio. "An" es un prefijo
que se antepone al vocablo; quiere decir "no, sin" y
"arquía/cracia" significa mando, gobierno, dirección política. En una
palabra: Todos los sufrimientos de la humanidad”. (Inocencio Lezcano)
UN POEMA
La Brocha y la Tea
Manuel de la Fuente, aquí cuento su historia.
Era impetuoso y noble, luchador y anarquista,
defensor de los pueblos, visionario incansable,
amigo de los niños y de versos que hablaban
de pueblos liberados, de esquinas y banderas.
También era pintor de brocha gorda.
En días y más días la brocha entre sus manos
haciendo más alegre la sombra de tapiales y veredas
y en la noche la tea de Platón y el Humanismo
abrazando su sangre y el latir del urgente pensamiento.
Ocho amores tenía; su esposa, sus seis hijos
un sueño redentor de auroras
rojas
que le escaldaba el alma. Cierta tarde
un rugido: !A la huelga!, lo lanzó calle arriba.
Changarines portuarios, paleros del carbón y pescadores
eran una algarada de protesta y puños levantados.
Manuel, el hombre humilde, llamó en su ayuda al sueño.
Los dos fueron proclama y rebeldía,
los dos fueron clamor azuzando a los hombres
a defender la libertad y el pan para sus niños.
Después, la dura cárcel y luego el trago amargo del exilio
y cuando, ¡al fin!, después de largos meses
volvió el titán a Villa, primero abrazó al sueño,
después a la mujer y a los muchachos.
Cuando llegó el momento del ganado descanso
el tiempo, ese ladrón de voluntades lo fue dejando solo.
Primero se marchó la compañera que ahora es solamente
un túmulo en la tierra, le ha dejado el recuerdo
de un balón arrugado y su sonrisa buena.
Uno a uno lo dejaron sus hijos, l
a senda del destino los llevó de su lado,
mas, como ocurrió siempre, el báculo del sueño
fue su apoyo, su luz, su compañía.
Hoy, Manuel de la Fuente ya está muerto
y el lucero del alba le ha contado a un jilguero
que en un rincón del cielo una : brocha y la tea
velan junto a Manuel y el viejo sueño.
Guildo Corres
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