Hoy decidí rescatar un trabajo realizado para un suplemento especial de Diario EL SUR del año 2012, dedicado a los 18 años de este medio gráfico. En la introducción explicábamos lo siguiente:
"Cuando nos propusimos realizar este suplemento especial
conmemorando los 18 años del diario, comenzamos a analizar qué contenido íbamos
a compartir con nuestros fieles lectores, aquellos que son parte de esta
historia que sigue avanzando y que crece, gracias a ustedes, año tras año. Así,
nos pusimos a revisar archivos, a ver aquellas primeras tapas del aquel
entonces “Del Sur”. Recorrimos el paso del tiempo, el cambio de nombre, las
distintas caras que daban vida a nuestro logo, el comienzo del suplemento
deportivo hoy conocido como Tribuna Sur. También, cuando empezamos a salir los
martes y cuando comenzamos a sumar suplementos semana tras semana.
El crecimiento es tal, que hoy no sólo nos reúne los 18 años
del diario, sino también la presentación de la nueva cara de Grupo Del Sur, con
todos los medios que lo integran. Esa es una buena noticia, y por eso decidimos
que este nuevo aniversario debía reflejar precisamente eso: las buenas noticias
que a través de los años fueron tapa de EL SUR.
Compartimos a continuación una selección de aquellos
buenos títulos, aunque somos conscientes que no están todos, creemos que sí
cumplimos con algunos de los más significativos. Buscamos a sus protagonistas y
juntos repasamos aquella noticia que los convirtió en tapa. Las de ayer y las
de hoy. Aquellas que marcaron a fuego nuestras ediciones pero por buenas
causas. Desde ya agradecemos a todos los entrevistados por la buena
predisposición, y a aquellos que no están les pedimos disculpas. A su vez, un
especial y gigante gracias a ustedes lectores: los de ayer, los de hoy, los de
siempre".
A mi me tocó en suerte 4 personajes que fueron noticias en diversos momentos. Encontrarlos, tantos años después fue, en algunos casos, una ardua pero gratificante tarea. Los invito a repasar el resultado de ese trabajo.
El héroe de barrio
Libertad
En octubre de 1998 se
arrojó al Paraná para rescatar a un niño que cayó de una canoa que se
encontraba en la costa. Aún conserva la nota de Diario EL SUR, fue el único
reconocimiento que recibió.
Héctor “El Toro” Vidal continúa viviendo en barrio
Libertad, a metros de ese río Paraná donde hace 14 años salvó de morir ahogado
a un niño de seis. Por eso fue tapa de Diario EL SUR el 2 de octubre de 1998.
La nota central perdura como un galardón imborrable porque la plastificó y es
uno de sus trofeos más preciados. Ni bien le contamos el motivo de volver a
charlar con él desparece un instante para volver con el documento en sus manos.
Al ver la fecha se sorprende por el tiempo transcurrido. “Hace 14 años ya, no
pensé que había pasado tanto tiempo”. De pie frente a la casa que habita desde
hace años junto a Margarita Delgado recuerda “que ese día hice algo bien por el
niño que se estaba por ahogar, nada más que eso”.
Hombre más afecto a la acción que a las palabras cuenta
que se sigue viendo “de vez en cuando” con el niño al que le salvó la vida. “Lo
saludo aunque o tenemos un contacto personal, con los hermanos sí, ellos se
acuerdan. Le mando saludo con ellos, creo que ahora está casado y no vive acá
en el barrio”. El Toro es un respetado trabajador municipal que nunca se sintió
héroe. “Fue una cosa espontánea, que me salió de adentro para salvar al pibe”,
asegura.
El niño estaba jugando sobre una embarcación y perdió el
equilibrio. Cuando Vidal advirtió lo que pasaba se arrojó al río. “Ya estaba en
las últimas, hundido hasta la cabeza”, graficó. Terminó “todo mojado, hasta la plata que tenía encima”
pese a ello “no le dieron importancia. No me reconocieron nada, el único
orgullo mío es que fue algo que puso Dios en el camino para salvar al pibe”,
manifiesta. “Ni en el trabajo me dieron las felicitaciones, ni nada”, expresa
con una sonrisa irónica, por eso se muestra agradecido por el reconocimiento
que en aquella oportunidad –y ahora– le brindara Diario EL SUR.
PRISCILLA CHEVALLIER
La
nena que llegó en la ruta una madrugada
Un
remis ofició de sala de parto en la ruta 21, entre Empalme y nuestra ciudad.
Allí nació una beba que no pudo esperar llegar al hospital. 14 años después
junto a su madre recorre esa conmovedora historia.
El 14 de noviembre Priscilla Chevallier
cumplirá 14 años. Una década y cuatro años la separan de aquella madrugada de
sábado cuando nació a bordo de un remis. Una historia que a ella misma le
parecía increíble cuando se la contaron por primera vez, pero allí estaba la
nota de Diario EL SUR despejando cualquier duda. Tímida e introvertida,
comparte la charla junto a su madre, María Lescano, quien aún tiene un vivido
recuerdo de esa vivencia. El encuentro es su casa de barrio Las Flores, en
Empalme, en Mendoza 445, la misma vivienda de la cual aquella madrugada
salieron urgidos María y su esposo Diego porque estaba a punto de llegar su
segundo hijo.
“Fue algo increíble, había llegado el
momento de tenerla y sólo pensaba que tenía que llegar al hospital”, fue así
que llamaron a un remis de Empalme y emprendieron el viaje hacia el hospital
villense. “No podía ni caminar de los dolores, entonces él (Diego) me alzó y me
llevó al remis, cuando me siento sentía que ella pujaba, y en la curva (entre
ambas localidades), sentí que no daba más. Me acosté y vino, y él asustado me
decía que no, que aguantara”, recuerda María. Ella no recuerda el nombre del remisero
y allí Priscilla aporta la frase más larga de la charla: “Era Juan Manuel
Greco”, dice con timidez. “No lo vi más”, agrega María. Siguiendo con el relato
dice admirada que su marido “hizo de partero”. Diego recibió a Priscilla en el
remis “y me acuerdo que se sacó la remera y la envolvió, colgaba el cordón
porque no despedí la placenta. Ella no lloraba y él le pegó un chirlito y ella
empezó a llorar”, rememora con emoción. La
beba que entonces acusó 2.850 grs. hoy se apresta celebrar su cumpleaños N° 14 en
perfecto estado de salud. Es alumna de la Escuela N° 234 “Justo José de
Urquiza” y aún no tiene claro que será de su futuro. Por ahora le gusta
escuchar música, jugar con la compu (no tiene Facebook) y de vez en cuando riñe
con alguno de sus cuatro hermanos. “Es la única nena”, dice orgullosa su madre.
CRISTIAN GAMBOA
De
niño terrible a héroe inesperado
A los nueve años salvó a un niño de cuatro de un
incendio y además combatió las llamas que se habían desatado en un vivienda en
la que entró “de curioso” al oír el llanto del chiquito y ver el humo que salía
de ella.
Cristian Gamboa fue tapa de Diario EL
SUR el 12 de noviembre de 1999, fue nota del Diario La Capital, lo
entrevistaron en la TV rosarina y hasta lo recibió el entonces gobernador
Carlos Reutemann. Tenía 9 años y había salvado de un incendio a un niño de tres
en su Empalme natal. Hoy, vive en barrio Ré de nuestra ciudad, trabaja en un
taller metalúrgico y rodeado de su esposa y sus hijas recuerda ese momento.
Admite que era “un niño terrible” y que aquella mañana “yo estaba castigado y
el único recorrido que hacía era de mi casa a la casa de mi abuela”. En ese
recorrido, en la casa que estaba en la esquina “escucho que lloraba un nene y
salía humo. Y de curioso me metí a mirar”.
Entonces se encontró con “el nenito que
estaba intentando apagar el fuego” y allí “agarré al chico y lo saqué para
afuera y me puse a tirarle agua al fuego a tratar de apagarlo, y cuando puede
apagarlo fui a buscar al padre”, relata. Después se fue en silencio a la casa
de la abuela y fue a la única que le contó “porque si le contaba a mi mamá no
me iba a creer porque yo era bastante terrible e iba a pensar que yo le había
prendido fuego a la casa”, asegura riendo. Pero alguien más supo de la historia
y al día siguiente comenzó el desfile de medios por Empalme y llegaron “a la
escuela preguntando dónde estaba el chico héroe y yo no entendía nada” porque
“no fue nada sobrenatural, saqué al chico y no sé cómo se enteraron todos”.
Al chico “hace un par de años que no lo
veo, pero si lo veía cuando estaba en Empalme”. Quienes son permanentes
agradecidas son “la madre y la tía de él, porque esa era la casa de la tía y
ellas siempre me agradecieron porque además le salvé la casa a la señora”. Por
otra parte admite que hoy se pregunta qué hubiera ocurrido “si me pasaba algo,
en ese momento era chico, no lo pensé y me metí”. Casi 13 años después, para
sus amigos y conocidos sigue siendo “el héroe de Empalme” y así se lo hace sentir.
YAMILA SALCEDO
La
niña que movilizó a una comunidad
Fue una de las primeras en recibir exitosamente un
trasplante. Para lograrlo se puso de manifiesto la solidaridad de los villense.
17 años después recorre su historia.
La historia de Yamila Salcedo movilizó
la solidaridad de la comunidad villense y ocupó amplio espacios en sucesivas
ediciones de Diario EL SUR. En diciembre de 1999, fue operada en el Hospital
Garrahan donde el realizaron un trasplante de hígado, tenía entonces apenas 4
años. La situación era compleja porque su familia estaba compuesta por otros
nueve hermanos, su padre se encontraba desocupado y vivían en barrio Evita, un
sitio que era inconveniente para su recuperación. A través de la Secretaria de
Acción Social, en ese momento a cargo de Héctor Aquino, se les consiguió una
casa en barrio Congreve, en French 945, y su padre ingresó a trabajar en
municipalidad.
En esa misma casa nos recibió Yamila,
hoy con 17 años, plena de sueños y proyectos. De aquellos días en que fue
noticia sólo sabe “lo que mamá me fue contando cuando fui creciendo”. Entre
ellas “que me trasplantaron el hígado el 27 de diciembre, entré a las 5 de la
tarde y salí a las 5 de la mañana, 12 horas adentro del quirófano”. También
sabe “que toda la ciudad estuvo conmigo durante todo el trasplante y cuando me
recuperé de a poquito”. Su hermana Claudia agrega que tantos cuidados despertó
los celos del resto de las hermanas y hermano, en especial de este que era el
menor, pero al final todos celebraron el resultado.
En la actualidad está estudiando en la
Núcleo Rural de Arroyo del Medio. “Voy a segundo año porque me atrasé mucho
cuando era chiquita, vivía internada y eso me atrasó mucho en la primaria, pero
ahora voy bien”, dice con su sonrisa franca y tímida. Su proyecto de vida
incluye devolver algo de lo mucho que recibió por eso aspira a estudiar
medicina “por todo lo que me pasó a mí”. El contacto con los médicos es permanente
debido a los controles que debe efectuarse y “estoy contenta porque cada vez
que me ven, me ven re bien”. Y en esa alegría expresa el agradecimiento a todos
los que la acompañaron en su lucha.
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