Voy a seguir sumando recuerdos a este blog. En esta oportunidad inicio una serie dedicada a la sección que inauguré en mayo de 1997 en Diario EL SUR (por entonces denominado Del Sur) y que escribí hasta mi alejamiento en octubre del 2001 (regresé en diciembre del 2009). Esa sección se llamaba "El personaje de la semana" y aquí voy a rescatar algunas de esas publicaciones tal cual se escribieron por entonces, seguramente muchos de estos personajes ya no están con nosotros, pero queda en este espacio su recuerdo, memoria que hoy forma parte de nuestra historia pueblerina.
Hoy es el turno de Angelito Sánchez, publicado el viernes 5 de febrero de 1999.
Angelito Sánchez: el canillita de la suerte
Angelito Sánchez: el canillita de la suerte
Simpático por naturaleza,
entrador, de una amplia actividad social. Angelito Sánchez es el arquetipo del
personaje popular, querido y respetado por todos. Fue canillita, empleado de la
Junta Nacional de Granos y hasta hoy vendedor de rifas. Impulsó la Mutual y la
Asociación del Personal de la Junta, presidió el club Porvenir Talleres e
inició el baby fútbol, entre tantas otras tareas que lo llevaron a ser conocido
en toda la ciudad. Esta es su historia, tan sencilla como ejemplar.
El 10 de abril de 1915 nació en
Empalme uno de los personajes más simpáticos y queridos de Villa Constipación:
“Angelito” Sánchez. Su historia se inicia con una tragedia: la muerte de su
padre por causa de una úlcera en una de sus piernas. Don Julián Sánchez
falleció en el Hospital Español de Rosario cuando Angelito tenía cinco años.
Dos años más tarde se radicó en barrio Talleres junto a su madre Agustina, «en
calle Libertad y Saavedra, era como todos, un barrio chico; frente al galpón de
máquinas, mi mamá tenía un restaurante.
«Yo soy fundador del baby fútbol
en el año 43 (por entonces era presidente de Porvenir Talleres), creador de la
Mutual de la Junta Nacional de Granos y creador también del Panteón Social (de
la misma institución)», recuerda. Además «fui Secretario del Sindicato de
Canillitas» y en la Asociación del Personal de la Junta Nacional de Granos «fui
Secretario de Propaganda y Afiliación».
Pero los
recuerdos vuelven a sus primeros años en Talleres y al primer trabajo, allá
cuando tenía «doce años, en un almacén que era de Francisco Varela, yo salía
con él, con un parlante haciendo la propaganda de lo que vendía». Como dato
anecdótico señala que el tal Varela «estaba casado con una hermana de José
María Cuesta, Primitiva se llamaba la señora, después se fueron a
vivir a Santa Fe y ahí murieron los dos y hace quince días
los trajeron al cementerio de Villa».
Más tarde desarrolló una de las tareas por las que más se lo
recuerda: canillita, actividad a la que le dedicó diecisiete años. «Fui uno de los
primeros canillitas de Villa», afirma. Trabajo el a que lo obligó otra
desgracia, «falleció mi mamá, yo tenía cinco hermanos menores y mi padrastro,
porque mi mamá se había casado por segunda vez, y yo tenía que ganar el
puchero para todos, junto a uno de mis hermanos».
«Mi mamá falleció en el año 31, y
yo empecé (como canillita), en el año 33, en San Nicolás y después empecé a
trabajar acá en Villa, con Orihuela». Pasó el tiempo «y empecé a trabajar por
cuenta mía, hasta el 46 que entré en la Junta de Granos, en San Nicolás», dice
anticipando el relato, pero enseguida vuelve a su historia como canillita.
«Tenía un galpón en calle San Martín 1950, allí también vendíamos artículos de
carnaval».
En aquella época «los diarios venían por correo, llegaban
por tren a las cuatro de la mañana en Empalme, y yo iba a buscarlos con la
bicicleta y los iba repartiendo a medida que iba llegando a Villa» por entonces
tenía más de novecientos clientes. Luego la bicicleta fue reemplazada por un
«forcito» y una mañana en que iba a buscar los diarios «me agarró un golpe de
aire y cuando llegué a Empalme a armar los diarios en la estación -la Crítica
traía un suplemento especial y había que colocarlo adentro del diario- y con la
mano sucia (de tinta) me pasé la mano por los ojos (lo que le provocó una grave
infección) y el «doctor Luzuriaga, en vez de darme remedios fríos me los recetó
calientes» lo que agravó su situación. «Me llevaron a Buenos Aires, al Hospital
Santa Lucía y ahí me curaron y me terminó de curar un pastor, porque estoy en
la iglesia evangélica».
Como ya mencionó, en 1946
Angelito ingresó a la Junta Nacional de Granos, «en la delegación Buenos Aires
y de allá conseguí el traslado a Villa porque tenía toda la familia acá». Cabe
acotar que se había casado el 3 de abril de 1938 con Sara Zulema Pizzini, y así
fue como el 10 de enero de 1950 pasó a la delegación local de la entonces
entidad estatal, «siempre en contaduría».
«Me jubilé en la Junta en el año 75» y «después me dediqué a
la venta de rifas». Actividad en la que se inició también en 1975 «para
recolectar dinero para levantar el edificio de la Mutual frente a Riberas,
después levantamos el edificio del sindicato, y a continuación él Panteón
Social». Este último fue iniciativa del propio Angelito: «Usted con vida quiere
tener su casa, después de muerto tiene que tener su casa también», expuso en
una asamblea del sindicato. «Empecé con la rifa del Elevador, y el primer
premio que vendí fue un auto a José María Cuesta, que era compañero mío», dice.
«Mientras trabajé (en la Junta) vendía la rifa de la Mutual,
después cuando me jubilé empecé a vender rifas por cuenta mía, de ahí para
adelante hasta la actualidad».
Tallarín de toda la vida asegura
tener «sangre azul y amarilla» aunque casi nunca jugó al fútbol. «Una vez quise
jugar y casi me rompieron la canilla y a raíz de eso no jugué nunca más». De su
época como presidente de Talleres rememora que «se hacían unos bailables los
domingos a los que iba cualquier cantidad de gente, y ahí en uno de ellos cayó
muerto, bailando, Adolfo Cristini». Según Angelito, Cristini, «era un
personaje» que junto a «Fajardo y Bolzani intervinieron ante la gente del
Directorio de Acindar para que la empresa viniera a Villa». Sobre la fecha precisa
de esta muerte, Angelito no tiene certeza, pero ocurrió entre los finales de la
década del 40 y principios del 50.
Angelito tuvo una amplia
actuación social, a lo ya enumerado debe sumársele que fue «secretario del
hospital» y además «por coincidencia del destino yo nací el 10 de abril de
1915 y ayudó en mi nacimiento Angela Lischettí, la mamá de Santiago y a ella le
hice colocar en el cementerio una placa recordatoria por ser la primera partera
recibida dé Villa, porque estaba la señora de Peberelli, pero ella atendía sin
tener título».
Así, genio y figura, desde su
nacimiento hasta la actualidad, agradecido y querido. Angelito es lo que indica
su nombre y el apodo que recibió como vendedor de rifas: «El angelito de la
buena suerte».
Nota del 15 de agosto de 2016: Angel Quiroga, uno de los grandes músicos que tenemos en Villa Constitución, es sobrino de Angelito Sánchez y confirmó que su deceso se produjo el 18 de julio de 2004, a los 89 años de edad.
Nota del 15 de agosto de 2016: Angel Quiroga, uno de los grandes músicos que tenemos en Villa Constitución, es sobrino de Angelito Sánchez y confirmó que su deceso se produjo el 18 de julio de 2004, a los 89 años de edad.
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