Esta es la nota sobre Juan Defilippi, publicada el viernes 19 de febrero de 1999.
Desde el domingo 14 de Febrero de 1999 la casa de Moreno 1127 ostenta
una placa que dice: «Aquí vivió Juan Francisco Defilippi. Músico de la ciudad.
1916-1995». Distinción que se suma a la de Guildo Corres (Poeta), Esteban Tortosa (Pintor)
y Dorita Ríos (pintora), todas ellas descubiertas como parte de los últimos
cuatro festejos del aniversario de Villa Constitución. Ya antes, en vida. Juan
había recibido hartas muestras de respeto, admiración y cariño. Entre los
homenajes más destacados y perennes se encuentran dos poemas, uno escrito por
Santiago Lischetti («El Tango y el Maestro») y otro por Guildo Corres («Tanguero
y sentimental»).
Músico intuitivo
Juan Defilippi nació en nuestra ciudad el 7 de setiembre de
1916 y falleció el 6 de noviembre de 1995. En su infancia se abocó al estudio
de la música, inclinándose por el violín, instrumento que no abandonaría hasta
el día de su muerte. «Con
tu violín, armado caballero/por su criolla Majestad el
Tango/ anduviste, bohemio, tesonero/difundiendo hasta hoy su antiguo rango»,
dice en su soneto Santiago Lischetti. El mismo historiador pone de relieve que
con el músico fueron «casi contemporáneos, yo tengo ochenta y siete y él
falleció a los setenta y nueve», agrega que «a la familia (Defilippi) la conocí
de muy chico, cuando vivían en la esquina de General López e Irigoyen, donde
vivieron muchos años. La hermana (de Juan) Elvira era una pianista consumada y
solíamos cantar,
y él ya en esa época -que tendría unos 14 o 15 años-, tocaba
el violín. Fue desde chico un intuitivo».
En todos los bailes
En 1932, cuando Juan contaba con sólo 16 años integra un
conjunto típico creado por el músico José Nieves, después se incorporó a la
primera Orquesta Típica de la ciudad, fundada y dirigida por el maestro Ernesto
Roldán, en 1935. Más tarde, en 1943, conforma su propia orquesta, la que
escribiría una de las historias más prolíficas y exitosas del tango villense.
A partir de entonces «animó todos los bailes populares en
Villa. En la Sociedad Española yo he bailado diez años al compás de la
orquesta, la que alternaba con la otra ‘característica’, la de los hermanos
Muriado. Donde había un baile estaba él; cuando se inauguró, allá por la década
del '40, el bar ‘Chicago’, en calle Rivadavia, fue contratado para amenizar la
inauguración. En todas partes estaba», recuerda Santiago Lischetti.
En 1980 impulsa la creación del Tango Club y una vez fundado
pasa a dirigir la Orquesta Estable de la institución. La noche del 21 de
noviembre de ese año la agrupación se presentó en Radio El Mundo, actuando
durante 45 minutos en el programa «La Noche con amigos».
Por su parte Beatriz, la esposa de Juan, cuenta que lo
conoció «en un baile del Club de Planeadores (que estaba ubicado en Irigoyen,
frente a la plaza, donde hoy se encuentra la tienda «La Unión»), lo vi y me
empezó a gustar, estuve dos años y medio para que se acercara a mí y ser novios.
Fue un poquito duro enamorarlo, dice con una risa no exenta de nostalgia «Gracias
a Dios nos quisimos mucho, tuvimos un matrimonio muy feliz, no recuerdo haberme
peleado con él, haber cruzado alguna palabra, pero si darle un beso cuando
entraba o cuando salía. Era muy, muy bueno».
Tres días después de haber cumplido 30 años, el 10 de
setiembre de 1946, Juan se casó con Beatriz, quien además de acompañarlo en su
vida artística lo apoyó en su otra pasión: la Unión Cívica Radical. «El fue
candidato a concejal, fue presidente de Comité, actuó mucho, lo conoció muy
bien a Alfonsín y a otros políticos». Si bien nunca ocupó un cargo electivo
mantuvo una militancia constante hasta los últimos meses de su vida.
El domingo, en el acto realizado frente a la casa del músico
ante una verdadera multitud compuesta por familiares, vecinos, amigos,
autoridades, correligionarios e integrantes de su orquesta, la profesora María
Aurora Ruíz de Pezzoffi ( Alolo) realizó una semblanza que resume muy bien la
vida de Juan a quien definió como «un precursor de la música ciudadana» que
«logró por su esfuerzo y capacidad musical trascender hacia otras ciudades,
siendo el embajador del tango, representando a Villa Constitución en Rosario y
en Radio El Mundo»
«Desde muy pequeño se volcó a la música y aprendió violín, y
cuando salía para las clases se detenía a jugar al fútbol con otros chicos,
usando el estuche como arco. Fue una persona apegada a su familia, conversador,
locuaz, muy buen amigo, confidente con sus hijos. Aún hoy su familia continúa
con el rito de reunirse todos los domingos a la hora del almuerzo en esta
casa».
«No perdía la ocasión de brindar buenos consejos -siguió
diciendo Alolo-, en la calle se lo veía respetuoso y con ese porte que sólo
poseen los que nacen señores y además todo un hombre. Quizás muchos de los aquí
presentes conocieron el amor y formaron pareja al son de su violín que marcaba
el compás de sus tangos, donde se mezclaba la melodía con la ilusión y con los
proyectos». «Algunos, o todos los que se casaban en la Iglesia reclamaban su
presencia para la marcha nupcial; fue un gran colaborador con las instituciones
villenses, y uno de los fundadores del Tango Club». Alolo terminó su emocionada
semblanza destacando que «son muy pocos los que logran en su paso por la vida
quedar en el espacio de la admiración, el cariño y el reconocimiento de todo un
pueblo».
«Juan era un esposo muy cariñoso, y como padre también muy
bueno, y como abuelo también. Era un hombre hermoso, tenía un alma
extraordinaria”, afirma Beatriz.
Era una gran persona, un gran compañero, nos hacía pasar
momentos lindos, él siempre tenía un chiste pata hacerte, era muy humorista
pero siempre con altura», destaca Pascual Conti, uno de sus cantores.
«Tenía un cabal sentido de la
amistad, de la honestidad, de la educación, fue toda la vida un hombre
correctísimo, un poco apasionado en lo político», resume Lischetti y agrega:
«Ha dejado un recuento grande por todas sus condiciones, de músico, de buen
padre, de esposo, de buen vecino, de buen amigo.En fin, una figura que ha
llenado una época de la música popular en Villa Constitución”.
UNA YAPA DEL AÑO 2016
El siguiente es el poema que Santiago Lischetti le dedicó en vida a Juan Defilippi, fue extraido del libro "Radiografía de Villa Constitución en tres placas", del año 1991.
UNA YAPA DEL AÑO 2016
El siguiente es el poema que Santiago Lischetti le dedicó en vida a Juan Defilippi, fue extraido del libro "Radiografía de Villa Constitución en tres placas", del año 1991.
EL TANGO Y EL MAESTRO
Para nuestro Juan Defilippi en el Día Nacional del Tango.
11/12.
Desde joven, a Euterpe ya entregado,
en la edad en que de todo éramos dueños
allá, cuando era verde nuestro prado
y dorado reposo nuestro sueño.
Con tu violín, armado caballero
por Su Criolla Majestad el Tango,
anduviste, bohemio tesonero
difundiendo hasta hoy su antiguo rango.
Figura popular; andar pausado,
estuche bajo el brazo. Eres el hombre
del dos por cuatro en haz filigranado.
Y es tal, con tu vida y la música el acuerdo
que amalgama se han hecho artista y nombre
para quedar por siempre en el recuerdo.
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